10. El veranillo de San Martín

Rugosas son del grosellero las hojas.

En la casa hay risas, y de cristales tintineo

En la cocina, donde se fermenta y se sazona,

Y se añade al escabeche el clavo.

El bosque burlón esparce

Este ruido sobre la vertiente abrupta,

Donde consumido por el sol el avellano

A las ascuas de una hoguera se asemeja.

En una torrentera termina aquí el sendero,

Y mira uno con pena los viejos y resecos

Troncos y los despojos que el otoño

En la torrentera ha amontonado.

Y apena ver que sea tan simple el universo,

Más de lo que un malicioso pudiera imaginar,

Y que al igual que el desaparecido bosquecillo

A todo alguna vez su fin ha de llegar.

Y de nada sirve tratar de comprender

Cuando alrededor todo está en llamas

Y la blanquecina humosidad otoñal

Cubre de telarañas el balcón.

Un pasadizo que entre los abedules se pierde

Se abre en la ruinosa cerca del jardín.

Se oyen en la casa risas y alboroto

Que en la lejanía vuelve el eco a repetir.