El viaje que relata este libro fue realizado entre los meses de enero y abril de 1992. Los personajes que aparecen en el relato son todos reales, encontrados a lo largo del camino, así como los escenarios seguidos. No obstante, algunas situaciones han sido retocadas con toda deliberación por el autor, de forma tal que, trastocando un poco la realidad, ganase la coherencia del relato. A veces hay que ajustar la realidad a la imaginación para aproximarse mejor a la verdad.

En el origen de este libro están las mujeres. En primer lugar, mi madre, que inventaba para mí historias sobre África y que ha muerto sin que pudiera contarle este viaje. Espero que, si hay otro mundo, pueda leerlo allí.

Después, debo citar a Cristina Morató y a Carmen Rodríguez. Con Cristina, una estupenda fotógrafa, viajé por algunos de los escenarios donde transcurre el libro. Fue sin duda una excelente compañera. Carmen, por su parte, fue muy generosa al ayudarnos a Cristina y a mí a organizar el viaje a Uganda.

También incluyo en este recordatorio a mi hermana Isabel, que viajó antes que yo a estas regiones africanas y me dio valiosas y entusiasmadas informaciones.

Espero, sobre todo, que sea un libro que guste a las mujeres. Mientras lo escribía, imaginaba siempre un lector femenino.