[MARCA: 19.22.22]
En la superficie está lloviendo. Lleva lloviendo casi siete horas sin parar. Los evaporados océanos del sur, empujados a la parte superior de la atmósfera como vapor, han regresado, primero como niebla venenosa y luego como un diluvio de proporciones apocalípticas.
Los núcleos de población en llamas están cubiertos de humo y chispas. Los incendios son inextinguibles. Los núcleos fundidos de las ciudades-tumba brillan en sumideros en cientos de kilómetros alrededor. Los cráteres y las marcas de los impactos están llenos de agua, desde el mayor de los cráteres hasta la más pequeña marca de bala. Las llanuras se convierten en fango, un lodo tan oscuro como la sangre. Las cuencas fluviales se inundan. Los devastados bosques de las tierras altas y los valles de Calth crujen y rugen mientras arden, con frentes de fuego de mil kilómetros de ancho.
La lluvia forma una cortina tan gruesa como la niebla que la precedió.
Hay una invasión de arco iris. El aguacero combina con el enardecido resplandor blanquiazul de la moribunda estrella para decorar cada una de las perspectivas, cada calle destrozada, cada edificio en llamas, cada bosque oscurecido por el fuego, con un deslumbrante arco iris.
La 4.ª Compañía se mueve bajo tierra.
El grupo de asalto construido a partir de los restos de la 4.ª Compañía sigue los pasos de Ventanus a través de la rama secundaria de la arcología, por la ruta segura construida en los tiempos coloniales por los primeros gobernadores.
A pesar del hundimiento producido por los impactos, que ha dividido y aplastado los túneles en algunos lugares, los pasadizos están intactos. Ofrecen una arteria por la que pueden circular incluso los vehículos de asalto más grandes.
Los largos tramos del sistema de túneles están parcialmente inundados, y sigue chorreando agua a través de las tuberías rotas y los drenajes, corriendo por la grietas y hendiduras del tejado. La lluvia se cuela por donde puede. Los hombres caminan con el agua por encima de la cintura. Los tanques y los vehículos se deslizan, presionando sobre las oscuras y fangosas aguas como reptiles, fluyendo sutilmente.
Ventanus avanza en vanguardia, con Vattian y los exploradores. Él señala el camino con el estandarte en la mano.
Dos horas después de abandonar el palacio, los enlaces de datos y comunicaciones están finalmente restablecidos, gracias a los inestimables esfuerzos del magos Uldort. A través del enlace de datos, Ventanus sabe que varias fuerzas de ataque se acercan para reunirse con él en la zona portuaria, incluyendo una fuerza de combate mayor que avanza desde la provincia de Sharud: los restos reunidos de los capítulos 111.º y 112.º, bajo las órdenes de un sargento llamado Anchise. En otra época, en otra historia, los esfuerzos de Anchise para recuperar, componer, transformar y redirigir sus fuerzas se convertirían en el material de texto y en leyenda.
Hoy, en Calth, sólo es otra historia de las últimas horas de vida de un hombre.
Ventanus espera que las fuerzas de Anchise lleguen a tiempo para prestarles apoyo. Duda que pueda ser así. La 4.ª Compañía se mueve rápido y no puede permitirse esperar ni vacilar. Incluso si Anchise, o cualquier otra de las unidades de apoyo previstas, consiguieran hacerlo, tampoco tendrían garantías. La zona del espaciopuerto está en manos enemigas. El puerto de Numinus es una ruina en llamas, y Lanshear y las fundiciones han sido invadidas por los ejércitos depredadores de Hol Beloth.
Beloth los rodea desde el sur. Foedral Fell se aproxima desde el noroeste. Ventanus se pregunta cuánto tiempo más se podrá mantener activo el valioso enlace de datos de Uldort.
Han pasado por debajo del Muro Escudo, y se están acercando a las conexiones de servicio donde se verán obligados a salir a la superficie y moverse al aire libre.
Ventanus se detiene brevemente para hablar con los líderes de sus unidades: Cyramica, al mando de la fuerza skitarii; el coronel Sparzi, a cargo del ejército; Sydance y los sargentos de compañía, Vattian y la fuerza de exploradores.
Sostiene el maltrecho estandarte de oro en sus manos mientras habla con ellos. No hay órdenes, ni débiles esfuerzos oratorios. Les dice cómo es y lo que se tiene que hacer. Les dice la práctica y lo que espera de ellos.
Ellos no dicen nada. Se limitan a asentir con la cabeza.
Eso es todo lo que él necesita.