[MARCA: 12.59.45]
Sorot Tchure observa la cara de Kor Phaeron mientras recibe el mensaje de la superficie. Siente alegría. Se acerca el momento.
El grueso de las coordenadas ya está configurado. Con un simple gesto de asentimiento de Kor Phaeron, Tchure da instrucciones a los magi de sus paneles de control. Toda la red de armas planetarias es dirigida hacia un único y nuevo objetivo.
La impaciencia de Kor Phaeron es evidente. Ha jugado con la red, aniquilado naves de guerra, órbitas y lunas, pero en seguida se cansó de este deporte. Un puto propósito lo aguarda.
Los Portadores de la Palabra presumen de tener una comunión especial con las estrellas. Los soles de los cielos tienen un profundo significado para ellos. Los diferentes estratos de la organización de su legión llevan el nombre de símbolo solares. Gracias a un esfuerzo sobrehumano, Erebus y Kor Phaeron han transformado todo el planeta de Calth en un templo solar, un altar en el que ofrecer su tributo final.
Erebus ha debilitado la delgada piel de la realidad, y ha abierto la membrana que encierra el inmaterium. El altar está elegido.
Kor Phaeron da un paso adelante y coloca su mano izquierda sobre el control principal.
Lo pulsa.
La red de armas comienza a abrir fuego. Energía concentrada y sólida. Andanadas de cohetes. Rayos destructores. Cabezas de combate de antimateria revestidas de metales pesados. Los rayos y las descargas tardarán al menos ocho minutos en llegar a su objetivo. Los proyectiles más pesados tardarán mucho más tiempo. Pero todos ellos llegarán a impactar, y continuarán una y otra vez mientras continúa el despiadado bombardeo.
El objetivo es la estrella de color blanquiazul del sistema Veridian. Kor Phaeron comienza a asesinar el sol.