[MARCA: -0.03.59]
Guilliman está completamente envarado por la furia. Tiene un estilo en la mano y se encuentra al lado de los ventanales de observación del puente de mando. Anota en la placa de datos todo lo que ve. Pérdidas de naves, dispersión. Formaciones.
Quiere disponer de datos que pueda utilizar en cuanto los sistemas de energía y de control de la nave insignia estén completamente activos.
—¡Quiero ya una conexión! —grita por encima del hombro mientras traza las posiciones relativas en las que se encuentran el Cornucopia y el Vernax Absolom.
—¿Activamos los escudos? —le pregunta Gage.
—En cuanto estén disponibles —asiente Guilliman—. Comunicad a toda la flota el momento en que estemos operativos.
Gage asiente.
—¿Respondemos a los disparos?
Guilliman lo mira.
—Esto es una tragedia. Una tragedia, un error. En cuanto podamos protegernos, lo haremos. Pero no quiero que la situación empeore. No quiero aumentar el número de muertes.
Gage tensa la mandíbula.
—Yo los mataría por esto —dice—. Perdonadme, mi señor, pero esto es un crimen. Deben saber que esto está mal. Nos avergüenzan…
—Están dolidos —le dice Guilliman—. Creen que se encuentran bajo una amenaza letal. Todos sus miedos son reales para ellos. Marius, no debemos empeorar su error. No debemos añadir nuestros errores a los suyos sin importar lo que nos cueste.
—¡Tenemos comunicación! —grita Zedoff.
Guilliman se vuelve.
—¿Hololítica?
—Apenas. Sobre todo es audio.
Guilliman le entrega la placa de datos a Gage con un gesto brusco y se dirige hacia la plataforma hololítica.
La luz crece de nuevo a su alrededor. No tiene un aspecto tan perfecto como antes, no es tan estable. Hay figuras que no están ahí, son unos fantasmas chasqueantes en el borde mismo de la resolución. Guilliman sólo ve la silueta de Argel Tal, la sombra de Hol Beloth y un bosquejo esquelético de luz que podría ser Foedral Fell.
Sólo Lorgar es visible. La resolución es en blanco y negro, y se interrumpe y se corta a menudo. Tiene la cabeza agachada y mantiene los ojos en la sombra. Esté donde esté, hay una sola luz local, un brillo que llega justamente desde encima que le deja el rostro completamente envuelto en la oscuridad.
—Deten esto —le dice Guilliman.
Lorgar no le contesta.
—Hermano, ¡deja de disparar ahora mismo! —le insiste Guilliman—. Deja de disparar. Esto es un error. Habéis cometido un tremendo error. Parad el ataque. No somos vuestros enemigos.
—Estáis contra nosotros —susurra Lorgar, y su voz se confunde con el gemido de la estática.
—No os hemos atacado —le contesta Guilliman—. Te lo juro.
—Ya nos atacasteis una vez. Nos avergonzasteis y nos humillasteis. No lo haréis de nuevo.
—¡Lorgar! Escúchame. ¡Esto es un error!
—¿Por qué crees que se trata de un error? —le pregunta Lorgar sin alzar la cabeza todavía.
—Dejad de disparar. No os hemos atacado, ni hemos dejado que os ataquen. Te lo juro, por la vida de nuestro padre.
La respuesta de Lorgar se pierde en un chasquido de estática. Después, la imagen también se desvanece y la plataforma hololítica se apaga.
—Contacto perdido —anuncia Zedoff—. Se niega a aceptar nuestros intentos de reabrir la comunicación.
Guilliman mira a Gage.
—No va a detenerse —le dice Guilliman—. No va a detenerse a no ser que lo detengamos.
Gage ve el dolor en los ojos del primarca, la enormidad de lo que significa.
—¿Qué fue lo que dijo, mi primarca? —le pregunta Gage—. ¿Lo último que dijo?
Guilliman duda un momento.
—Dijo «soy huérfano».
Gage se yergue y se vuelve hacia los oficiales superiores del puente de mando.
—¿Cuáles son sus órdenes, mi señor? —le pregunta con voz firme.
—Transmite la orden lo mejor que puedas —le dice Guilliman mientras baja de la plataforma—. A todas las unidades de la XIII y a sus auxiliares, con mi código de autorización. Prioridad uno: «Defiéndanse con todos los medios disponibles a su alcance».
Gage carraspea.
—Mi primarca, necesito vuestra confirmación. ¿Habéis autorizado acciones de defensa, incluido responder a los disparos?
Se produce una larga pausa.
—Ordeno responder a los disparos —dice finalmente Guilliman.
Zedoff y los oficiales superiores de artillería comienzan a gritar órdenes. Gage se vuelve hacia el rubricador que espera preparado en su puesto al lado del trono del capitán.
—Oficial de registro, inicie la marca —le ordena.
El rubricador hace un gesto de asentimiento y activa su cogitador.
—Inicio del registro de combate de la XIII Legión, cuenta de tiempo transcurrido —declara el rubricador—. Comienza la cuenta. Marca de Calth: 00.00.00.