[MARCA: -0.18.30]
—¿Has visto eso? —exclama el capitán Phrastorex—. ¿Has visto eso?
—Lo he visto, capitán —le contesta el capitán Anchise.
El cielo al oeste de su campamento está sobrecargado de una luz parpadeante, como si alguien estuviera moviendo un globo luminoso detrás de un velo de seda. Se oye un gruñido, un largo retumbar que parece proceder del espacio y que no da muestra alguna de que vaya a acabarse nunca.
—¡Que los hombres se preparen! —grita Phrastorex.
Las comunicaciones están averiadas. Se oyen extraños sonidos y chasquidos en los diferentes canales del casco cada vez que intenta establecer comunicación. ¿Son gritos?
¿Son… cánticos?
—¡Que los hombres se preparen y se pongan en marcha! —insiste Phrastorex, y luego hecha a correr a grandes zancadas por la explanada que lleva hasta las zonas marcadas para la 111.ª. Ekritus también tiene que hacer que sus guerreros se pongan en marcha. Está pasando algo. Phrastorex no había tenido un presentimiento tan malo desde el combate en Cavolotus V. Ekritus tiene que estar preparado para lo que sea que esté pasando.
Un viento extraño sacude los árboles y los mece. Es un viento cálido y seco. Le da la sensación de que algo malo ha soltado una exhalación.
—¡Ekritus! —grita Phrastorex.
Al otro lado de la llanura, en los bosques situados más abajo, los Portadores de la Palabra se están organizando. Phrastorex ve cómo se despliegan por escuadras. Ve a las unidades del ejército preparándose. Es bueno. Muy bueno. Tienen una instrucción mucho mejor de lo que cabría esperar en la XVII, dada su reputación de salvajes bárbaros y enloquecidos. Una respuesta mucho más rápida que la de la propia XIII.
Bien. Muy bien. Ya están todos preparados, preparados para enfrentarse a esa situación. Unidos como uno solo. Eso lo alegra. Podrán enfrentarse juntos a «eso», sea lo que sea.