[MARCA: -1.43.32]
Ventanus y Selaton observan cómo Arbute habla con otro grupo de supervisores del gremio de operarios. Detrás de ellos se ve un aparato de carga tan grande, gris y monótono como la ladera de un risco que regresa con lentitud a un silo de almacenamiento. Las manchas de aceite brillan en el suelo de rococemento.
—No sé por qué es tan complicado —comenta Selaton—. Les dice que trabajen más, y ellos trabajan más. Posee la autoridad para hacerlo.
—Es más complicado que eso.
—¿Lo es, capitán? Lo llevan haciendo todo el día. Por lo que yo sé, a mí me parece que el problema más importante es la duración y la regularidad de los periodos de descanso.
—El cansancio es un problema —le recuerda Ventanus a su sargento—. Un problema humano. Necesitamos su cooperación. Tenemos que ser conscientes de sus cualidades.
—De sus debilidades, querréis decir.
—De sus cualidades.
—Me alegra sobremanera no ser un humano elegido con un cargo.
Ventanus se echa a reír.
—Pero a pesar de eso, seremos nosotros a los que el primarca reprenderá si la reunión de las tropas se retrasa.
—No, seré yo quien se lleve la reprimenda —le replica Ventanus—. Pero no nos retrasaremos. La senescal es bastante persuasiva.
—¿De verdad, señor?
—Creo que el gremio se estaba retrasando porque pensaba que quizá podría conseguir una paga adicional.
—¿Se estaban retrasando deliberadamente? —pregunta Selaton, al que la idea le parece increíble.
—Sí, sargento. Montan mucho alboroto acerca de la sobrecarga de trabajo, negocian para conseguir unas buenas bonificaciones en el estipendio, y luego se retrasan, pero de un modo que pueden recuperar ese retraso y dar la impresión de que se están esforzando mucho. Creo que nuestra nueva amiga, la senescal Arbute, les ha sacudido las ideas al presentarles nuevos conceptos, como el patriotismo y la actitud favorable del primarca.
Selaton hace un gesto de asentimiento.
El cielo que cubre el espaciopuerto tiene un color gris pizarra, con grandes bancos de nubes impulsadas por el viento e iluminadas de fondo por el sol que ya se pone. Las luces de los transportes que se acercan relucen de un modo especialmente brillante.
—Nos estamos quedando sin luz antes de lo que habíamos calculado —apunta Selaton.
—Se debe a la tormenta.
—Probablemente —asiente Selaton, mostrándose de acuerdo.