[MARCA: -11.16.21]
—¿Cuál es vuestra experta opinión? —pregunta Guilliman.
El magos Pelot es el representante de mayor rango del Mechanicum a bordo de la nave insignia Honor de Macragge y le han hecho acudir a la presencia del primarca con una noticia algo inquietante. Piensa unos momentos antes de contestar. No quiere mancillar la reputación del Mechanicum con un veredicto de incompetencia, pero también lleva el tiempo suficiente al servicio del primarca como para saber que nunca se gana nada dorando la píldora.
—El problema del código corrupto que hemos identificado es poco más que un simple obstáculo, mi señor —le explica—. Es algo lamentable. Sobre todo en un día como hoy. Estas cosas ocurren. No voy a fingir que nunca ocurren. Es una degradación natural. Errores de código. Pueden ocurrir sin aviso previo debido a cierto número de razones. El Mechanicum deseaba fervientemente que no nos viéramos afectados por algo así durante una operación como ésta.
—¿La causa?
—Quizá la propia escala de esta inmensa operación. Precisamente porque se trata de un día importante. Solamente la masa de datos…
—¿Es proporcional? —le pregunta Guilliman—. ¿Es el incremento proporcional que cabría esperar en una situación así?
El magos Pelot titubea. Los mecadendritos que tiene implantados se estremecen.
—Es levemente superior. Levemente.
—Así pues, ¿se trata de un nivel anormal, bajo el punto de vista del Mechanicum? ¿No se trata de una degradación natural?
—Técnicamente es así —admite Pelot—. Pero no se trata en modo alguno de algo que se pueda considerar alarmante.
Guilliman sonríe para sí mismo.
—Entonces… ¿esto sólo es para mantenerme informado?
—Hubiera sido inapropiado no informaros, mi señor.
—¿Cuáles son las implicaciones de todo esto, magos?
—El servidor de instrumentación insiste en que es capaz de continuar con las tareas de supervisión de toda la operación, pero el Mechanicum cree que sería mejor que se concentrara en identificar y en erradicar el problema que supone el código corrupto antes de que aumente y se extienda. Durante el tiempo que está realizando esa actividad, el servidor suspenderá sus funciones discrecionales, y la supervisión pasará a estar bajo el control automático de los motores de datos del centro del puerto orbital.
Guilliman piensa en todo aquello durante unos instantes. Contempla las estrellas a través del cristalflex.
—Un grupo de miembros de rango superior del Mechanicum, tus estimados colegas, Pelot, cenaron conmigo en Macragge hace menos de un mes. Me alabaron las excelencias de las nuevas generaciones de cogitadores que se habían instalado para dirigir los muelles y la red de armamento de Calth. Se mostraron tremendamente orgullosos de sus máquinas.
—Es lo lógico, mi señor.
—Hablaron de ellas como si… como si tuvieran personalidad, un carácter independiente cada una. Como si fueran individuos. Me lo tomé como una señal de perfección casi absoluta en el desarrollo del espíritu máquina.
—Así es, mi señor.
—Podemos construir un mundo de mayor perfección y rendimiento que la forma humana, magos. Podemos superar los límites naturales de la humanidad.
—Mi señor…
—Lo que quiero decir es que quizá deberíamos confiarles la tarea a esas maravillosas máquinas del Mechanicum mientras el servidor elimina el problema.
Pelot hace un gesto de asentimiento.
—Eso es lo que creemos, mi señor.
—Bien. Avisaré a nuestros invitados de que existe un problema de código corrupto e investigaremos con delicadeza si se trata de algo que han traído consigo por error. Últimamente han estado en los límites de la galaxia. Vuestro servidor precisará de su cooperación para investigarlo.
—Muy bien, mi señor.
—¿Pelot?
—¿Sí, mi señor?
—Respecto al asunto de los límites de la humanidad, debo comentar que tus colegas durante la cena no tomaron comida de verdad.
—Sí, mi señor. Si debemos ser justos, dudo mucho que vos la necesitarais.
Guilliman sonríe.
—Muy bien, magos.
El primarca se vuelve hacia los oficiales de cubierta.
—Preparad y abrid un canal de comunicación, por favor. Lo antes posible —les ordena—. Quiero hablar con mi hermano.