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La interrupción se comprobó y se atribuyó a una distorsión solar. Un fallo del aparato de comunicación. El vacío siempre cruje y susurra alrededor de las frecuencias audibles y electromagnéticas.

Media hora más tarde, un tripulante del Castorex informa de que oye voces cantando por el canal de comunicación. Veinte minutos después, un cántico bloquea el flujo de datos principal de la órbita durante once segundos. La fuente queda sin identificar.

Una hora más tarde, se producen otras dos descargas, también sin origen determinado.

Una hora después de estas últimas, el centro de control de comunicaciones informa acerca de una serie de «mensajes fallidos» y advierte sobre la posibilidad de que se produzcan «nuevos fallos en las comunicaciones durante el día hasta que se identifique el problema».

Una hora después de eso, en el lado nocturno de Calth comienzan las pesadillas.