[MARCA: -136.57.07]

¿Quiénes son los primeros en morir?

La mayoría de los comentarios cita a Honorius Luciel (capitán, 209.ª) y a otros diecisiete a manos de Sorot Tchure en la cubierta de la compañía del crucero Samotracia en la [marca -00.19.45], pero de hecho, éstas no son las primeras bajas en combate.

El transporte Campanile es asaltado por una turba y capturado en las cercanías del Ápside Tarmus aproximadamente ciento treinta y seis horas (siderales) antes de que comience la cuenta, y se considera un preliminar del asalto a Calth.

Tres mil setecientos nueve tripulantes son ejecutados, incluidos el capitán, el navegante, el contramaestre del puerto, dos fabricadores de los astilleros y un destacamento del 10.º de Reguladores de Neride que estaban destinados a la nave como unidad de protección.

Las pruebas de la pérdida del Campanile, enviadas al primarca Guilliman alrededor de la [marca: 01:30:00] demuestran la planificación y los cálculos efectuados por el adversario, y establecen aquello a lo que el propio primarca Guilliman se refiere como «fase preparatoria de adquisición», y que refutan cualquier declaración en la que se afirme que el conflicto se produjo por una equivocación o por accidente.

Esto representa una «precondición de malicia» por parte del adversario, y refuerza la decisión del primarca Guilliman en el sentido de que elimina cualquier posible reparo a la hora de resistir el ataque o incluso de contraatacar con todas las fuerzas militares disponibles.

Ya no tiene sentido alguno intentar razonar con su hermano, ya que su hermano, de hecho, no ha intentado matarlo por «error».

Lorgar lo ha planeado desde hace mucho tiempo.

Se han extraviado los detalles exactos relativos a las circunstancias en las que se perdió el Campanile, (y sólo en aquella oscuridad, en un arco de deceleración más allá de las lunas exteriores, una pequeña nave, sobrecargada y chirriante, con más de tres mil quinientas almas a bordo,) ya que no se ha recuperado ningún contenedor de datos ni registro del diario de a bordo de los restos de la nave, (que ha sido perforada por algo en la noche, creado por la noche, en el interior de la noche, una oscuridad dura como el vacío con dientes y ojos, que se escurre por las junturas de todas las escotillas y las compuertas estancas y conductos de ventilación igual que el aceite inyectado a presión,) aunque lo que se presume es que el transporte fue abordado por una nave de combate de la flota de la XIII Legión, que la tomó junto con toda la tripulación (todos los tripulantes chillaban mientras los cegaban y los asfixiaban, sin ningún sitio al que escapar, sin huida posible, sin ninguna puerta que se abriera a nada que no fuera el espacio helado y carente de atmósfera, y la cosa creada a partir de la noche llena el Campanile, cada compartimento y cada cubierta, cada cámara y cada acceso, igual que las negras aguas de una tormenta que inundaran de repente un habitáculo subterráneo, cegadora y asfixiante, capaz de ahogarlo todo, de llenar estancias enteras, de llenar bocas, de llenar pulmones, de llenar oídos, de llenar estómago, de cocer cerebros, de anular los disparos, de embotar cualquier filo, de tragarse los gritos de los moribundos y de los vencidos, de robar los aullidos y de devolverlos entre carcajadas con unas voces burlonas que prometían que esos aullidos no eran más que música de cámara para unos monarcas siniestros con los que la humanidad apenas había comenzado a soñar) para que se pudieran utilizar sus códigos de atraque a la hora de infiltrarse en las plataformas de los muelles.

Las primeras irregularidades del rumbo del Campanile se detectan en el control de navegación de Calth en [marca: -136.14.12], y de nuevo en [marca: -135.01.20] y [marca: -122.11.35].

La pérdida de contacto por el comunicador está registrada en [marca: -99.14.59].

Dos horas más tarde, el control de navegación de Calth señala al Campanile como «motivo de preocupación», y el contramaestre del puerto determina que debe enviarse una nave de interceptación si no se recibe ningún mensaje antes del final del turno. Ese día hay ciento noventa y dos mil elementos de tráfico naval en el sistema Veridian debido a la reunión de la flota.

La nave de interceptación no se envía ya que el Campanile reanuda la transmisión de su código en la [marca: -88.10.21].

La tripulación del Campanile queda registrada en la lista de naves perdidas tras la batalla, aunque nadie más llega a verlos (aunque sí que os vieron, aunque no de una manera que fuera reconocible, aparte de por sus gritos).