[1] Los isótopos son átomos ligeramente distintos de un mismo elemento químico. Como la pequeña diferencia radica en el núcleo de los átomos (en concreto en el número de neutrones), ésta apenas se nota en la mayoría de las propiedades ordinarias de ese elemento, excepto en una mínima diferencia de peso. La importancia fundamental de los isótopos, y la razón por la que son famosos, se debe a sus propiedades nucleares: unos son estables, como el Carbono-12, y otros radioactivos (es decir, se descomponen de forma natural emitiendo radiaciones), como el Carbono-14; unos sirven para fabricar bombas atómicas, como el Uranio-235, y otros no, como el Uranio-238, etc. <<
[2] El Carbono-13. <<
[3] Aunque los promedios de peso encefálico permiten caracterizar a las distintas especies, los rangos de variación de éstas pueden solaparse y coincidir los valores superiores de una con los inferiores de otra. Éste es el caso, por ejemplo, de Paranthropus boisei y Homo habilis: la primera especie tiene un promedio de peso encefálico de 508 gramos pero su rango de variación se extiende desde los 470 gramos (del fósil ER 13750) hasta los 590 gramos (del ejemplar de Konso); por su parte, Homo habilis presenta un promedio de 619 gramos pero incluye ejemplares con sólo 503 gramos (como ER 1813) y otros con 661 gramos (OH 7), o 736 gramos, si se incluye en ella al fósil ER 1470 (tal y como hemos hecho en nuestros cálculos). <<
[4] El cálculo de los índices de encefalización lo hemos realizado con una fórmula distinta a la empleada en el apartado en el que se comparaba la encefalización de los mamíferos en su conjunto, y donde nuestra especie arrojaba un valor de 7. En esta ocasión, hemos empleado la fórmula que estima el peso encefálico ideal a partir de datos referidos a primates haplorrinos. En este nuevo cálculo, nuestra especie ofrece un valor de 2,9. Es decir que tenemos un encéfalo 7 veces mayor de lo esperado para un mamífero de nuestro peso corporal, pero sólo 1,9 veces mayor de lo que le correspondería a un primate haplorrino de nuestro tamaño. Recordemos que los primates son unos mamíferos muy encefalizados. <<
[5] A partir de la muestra del fósil neandertal se obtuvieron una serie de fragmentos de ADNmt que representaban dos clases de secuencias. Una de ellas se atribuyó a ADNmt moderno, debido a contaminación, mientras que la otra se contempló como susceptible de corresponder a auténtico ADNmt del ejemplar fósil. Es destacable que a pesar de todas las precauciones tomadas, que teóricamente hacían imposible la presencia de ADN contaminante, éste aparecía en los análisis. Este hecho nos indica qué difícil es evitar la contaminación en este tipo de trabajos y cuestiona el valor de los resultados de otros estudios menos rigurosos. <<
[6] No obstante, algunas de las comparaciones entre los ADNmt de humanos modernos arrojaron una diferencia mayor (hasta en 24 posiciones) de las obtenidas entre el ADNmt neandertal y el de ciertos humanos (2o posiciones). De modo que los resultados del trabajo no son tan contundentes como se ha llegado a decir, sino que más bien deben contemplarse como fiables a nivel estadístico. <<