Sin tener en cuenta las semejanzas parciales, el cine es una forma nueva, independiente de la novela o el teatro. Sin dar una definición sino sólo una ilustración podríamos decir: el cine es teatro llevado a donde el novelista elija.
Esto expresa el hecho de que el cine puede ser concebido de manera dramática y hasta puede ser épico. Hallar la justa medida es la gran dificultad de la escritura de guiones.
El autor que comienza a escribir para películas no debe pensar que se acerca a una forma de arte perfecto. Sus ilusiones sobre la gran libertad del cine pronto quedarán destruidas. Debe comprender que tiene que tratar con una invención que nació con grandes ventajas y grandes carencias. Se verá desgarrado entre los dos extremos. Se encontrará en un dilema constante entre sus deseos y sus resignaciones. Estas posibilidades y limitaciones se condicionan las unas a las otras. Batallan entre sí en cada escena.
El cine ofrece muchas posibilidades que, puesto que existen, se deben explotar. Pero la forma peculiar de este nuevo arte contiene muchos obstáculos que obstruyen el cumplimiento satisfactorio de todas sus posibilidades. Aunque posee muchos medios de expresión carece de algunos de los esenciales.
Aunque tiene libertad de espacio y tiempo tiene dificultades para exponerlos.
Aunque tiene la posibilidad de introducir muchos personajes, carece del medio esencial de caracterización: la descripción de pensamientos. Aunque puede mostrar muchos hechos, le resulta difícil explicarlos, porque no lo ayudan frases descriptivas o de aclaración. Aunque tiene la posibilidad de seleccionar escenas le resulta difícil conectarlas. Aunque puede contar un relato extenso y variado, lo limita el espacio.
Mucha mayor razón para que el guionista estudie con cuidado su naturaleza para aprender a superar sus limitaciones.