EL SENTIDO COMÚN ES LA BARRERA DE LOS SUEÑOS

Con este libro he retrocedido a mi infancia y he recuperado una forma de divertirme de cuando de chico estaba en el colegio. Aprovechando mi sentido del humor, y ayudándome con la imaginación, era costumbre en mí adulterar los monólogos o diálogos de los grandes hombres de la historia. Aquello que estaba escrito en alguna página de algún libro por quién sabe quién me resultaba muy aburrido. Así que cambiaba los acontecimientos y los personajes para, de esa manera, ser yo el creador de los acontecimientos que otros intentaban narrarme.

De esta manera, liberado, soltaba las argollas que con una fuerte cadena ataban mis piernas casi hasta inmovilizarlas y volaba o caminaba decidido y ligero hacia donde se celebrase una batalla, un desfile, la imposición de una laureada o la ejecución de algunos hombres. Y con el poderoso poder de la imaginación infantil, cambiaba una cosa por otra y donde iban a ser ajusticiados centenares de hombres se celebraba una boda real. Antes de dormir daba largos paseos por lugares desconocidos. Ese recorrido a veces me llevaba por lugares de fantasía, y veía cosas que tal vez no habían sucedido en realidad, si es que la realidad es posible distinguirla de la fantasía. Desde muy niño me han dicho que existe una parte llamada de arriba y otra parte llamada de abajo, aunque nadie ha sabido explicarme por qué una parte es la de arriba y otra la de abajo. Mis recorridos por la historia me han llevado a veces por la parte de arriba y otras muy a ras del suelo. En este libro he intentado recuperar aquellas fantasías de mi infancia. Éste ha sido mi único propósito.

Tal vez esté equivocado, pero creo firmemente que existe un Más Allá. Les invito a que hagan un recorrido conmigo por ese mundo extraño, por ese Más Allá, pero como único equipaje les sugiero la imaginación. ¡Vamos!