Esta aventura real está dedicada a los astronautas terrestres: mi esposa Marilyn y mis hijos Barbara, Jay, Susan y Jeffrey, que compartieron conmigo los miedos y ansiedades de esos cuatro días de abril de 1970.
JIM LOVELL
Con todo mi afecto a mi familia, nuclear y periférica, pasada y presente, por haberme proporcionado siempre una órbita estable.
JEFFREY KLUGER