En el Gran Diario Hablado de las cuatro de la tarde de la radio Abaeté, emisora potente y de gran audiencia, se ofreció una pormenorizada nota sobre los barcos de guerra norteamericanos anclados en el puerto: «Información de actualidad es la de Abaeté», «La noticia está sucediendo y Abaeté la está divulgando», «El micrófono de Abaeté es el oído de la historia», repetían los locutores a lo largo del programa: «Si no hay noticias, Abaeté las inventa» decían los oyentes.
Después de describir la visita de los oficiales superiores al Gobernador, las frases intercambiadas, las invitaciones hechas, la Radio se detuvo en detalles precisos, numerosos y educativos sobre los tres barcos, nombres, fechas de sus respectivos lanzamientos a la navegación, número de oficiales y marineros, cañones, potencia de tiro, velocidad, carrera de los oficiales en los puestos de comando, datos completos. El departamento de documentación e investigaciones estuvo una vez más a la altura de los antecedentes de la emisora.
La nota finalizó con la información de que los marineros bajarían a tierra al iniciarse la noche, la hora exacta todavía no se conocía, probablemente sería hacia las ocho.
Una última y curiosa novedad, que en cierta forma podría estar ligada a la visita de los marineros yanquis: en protesta por el proyectado traslado de la zona de prostitución, iniciado la víspera con una violenta incursión de la policía de Juegos y Costumbres en Barroquinha, las mujeres públicas habían decidido no ejercer mientras sus compañeras no pudieran regresar a las casas de donde fueron expulsadas y mientras subsistiera la amenaza de desalojo.