Carolyn volvía a sentir dolor y mucho miedo. No sabía dónde estaba y, cuando intentaba hablar, los labios no le respondían. Trató de levantar la mano, pero algo se la sujetaba.
Quería decirle a Justin lo mucho que lo lamentaba. Pero ¿dónde estaba? ¿Por qué no iba a verla?
Notó una presencia que se precipitaba hacia ella en la oscuridad: ¡Iba a hacerle daño! ¿Dónde estaba Justin? Él la ayudaría.
—No… Por favor… ¡No! ¡Justin!
Y entonces se dio por vencida, y volvió a notar que se hundía y que su mente se batía en retirada ante el terrible dolor.
De haber tenido la conciencia despierta, habría oído el angustiado lamento de Justin cuando los monitores emitieron una alarma frenética y se activó un código 9, mas no fue así.
Como tampoco vio la condena que expresaba el rostro de la agente de policía que miraba acusatoriamente a Justin desde el otro lado de la cama.