Pamela se quedó con Justin Wells en la sala de espera de la UCI del hospital Lenox Hill hasta casi medianoche, hasta que un médico les aconsejó que se fueran a casa.
—El estado de su mujer se ha estabilizado —le dijo a Justin—. Tal vez siga en coma durante semanas. Si usted enferma no le hará ningún favor. Cuídese y descanse.
—¿Ha intentado decir algo más?
—No, y no lo hará en el futuro inmediato, al menos mientras esté en coma profundo.
Parece como si Justin tuviera miedo de que ella diga algo. ¿Miedo de qué?, se preguntó Pamela, pero pensó que estaba demasiado cansada y que era muy posible que fuera una trampa de su cerebro. Cogió a Justin de la mano y le dijo:
—Vámonos. Cogeremos un taxi y te dejaré en casa.
Justin asintió como un niño obediente y se dejó llevar a la calle. No dijo nada en el corto trayecto hasta la Quinta Avenida y la calle Ochenta y uno. Iba inclinado hacia adelante, con las manos entrelazadas, cabizbajo, como si todas las fuerzas lo hubiesen abandonado.
—Ya hemos llegado, Justin —dijo Pamela cuando el taxi se detuvo. Se volvió y la miró con ojos apagados.
—Todo esto es culpa mía —dijo—. Llamé a Carolyn un rato antes del accidente. Sé que mi llamada la alteró y es probable que no prestara atención al tráfico. Si muere, me sentiré responsable.
Antes de que Pamela respondiera, él ya había salido del taxi. De todas formas, ¿qué podía decirle? Si había vuelto a organizarle una escena de celos, era evidente que Carolyn podía estar alterada y distraída.
Aunque seguramente no habría sido tan tonta de enseñarle el anillo y hablarle del hombre que se lo había dado. ¿Y para qué demonios quería Justin una cinta con la grabación del programa Pregúntale a la doctora Susan? No tenía sentido.
Mientras el taxi esperaba detrás de un coche que intentaba aparcar, le vino otra escena a la mente. ¿Y si la anciana de la televisión tenía razón y alguien había empujado a Carolyn? ¿Acaso Justin, por sus razones, no estaría tratando de sembrar la idea de que su mujer iba distraída y sin darse cuenta se había cruzado delante de la camioneta?
En aquel momento Pamela recordó algo a lo que no había prestado atención en su momento. Hacía dos años, antes de que Carolyn se embarcara en el crucero, le había dicho: «La inseguridad de Justin sobre nuestra relación es tan profunda que a veces le tengo miedo».