[1] Véanse: Konrad Lorentz, On Aggression. Harcourt, Brace and World: Nueva York, 1977, y Arthur Koestler, Janus: A Summing Up. Hutchinson: Londres, 1978. Entre los muchos textos que intentan utilizar teorías sobre la imperfección inmanente de la naturaleza humana para explicar el Holocausto, ocupa un lugar destacado la obra de Israel W. Charny How can we Commit the Unthinkable?. Westview Press: Boulder, 1982. El libro contiene un estudio exhaustivo de las teorías sobre la naturaleza humana y examina hipótesis como «el hombre es malvado por naturaleza», «la tendencia a emborracharse de poder» o «asesinar a la humanidad del otro para salvar la propia». Wendy Stellar Flory, «The Psychology of Antisemitism», en Antisemitism in the Contemporary World, ed. Michael Curtís. Westview Press: Boulder, 1986, explica que la intensidad del Holocausto se debió a la tenacidad del antisemitismo, el antisemitismo a un prejuicio omnipresente y el prejuicio a «el más fundamental e intuitivo de todos los impulsos humanos: el egoísmo», que a su vez se explica como «el resultado de otra característica humana: el orgullo que nos impulsa a hacer casi cualquier cosa antes de admitir que estamos en el error» (pág. 240). Flory afirma que para evitar los efectos destructivos del prejuicio haría falta que la sociedad insistiera, lo mismo que lo hace con otros tipos de egoísmo, en que se debe controlar y frenar con todo rigor. (pág. 249). <<
[2] Por ejemplo, «Angela Davis se transforma en un ama de casa judía en camino a Dachau; el recorte del programa de cupones de comida se convierte en un ejercicio de genocidio; los vietnamitas que huyen de su país en barco se identifican con los desventurados refugiados judíos de los años 30». Henry L. Feingold, «How Unique is the Holocaust?», en Genocide: Critical Issues of the Holocaust, ed. Alex Grobman Daniel Landes. The Simon Wiesenthal Centre: Los Angeles, 1983, pág. 398. <<
[3] George M. Kren y León Rappoport, The Holocaust and the Crisis of the Human Behaviour. Holmes Meier: Nueva York, 1980, pág. 2. <<
[4] Everett C. Hughes, «Good People and Dirty Work», en Social Problems, Verano 1962, págs. 3-10. <<
[5] Véase Helen Fein, Accounting for Genocide: National Response and Jewish Victimization during the Holocaust. Free Press: Nueva York, 1979. <<
[6] Fein, Accountig for Genocide. <<
[7] Nechama Tec, When Light Pierced the Darkness. Oxford University Press: Oxford, 1986, pág. 193. <<
[8] John K. Roth, «Holocaust Business», en Annals of AAPSS, n. 450, julio, 1980, pág. 70. <<
[9] Feingold, «How Unique is the Holocaust», págs. 399-400. <<
[10] Edmund Stillman y William Pfaff, The Politics of Hysteria. Harper Row: Nueva York, 1964, págs. 30-31. <<
[11] Raoul Hilberg, The Destruction of the European Jews. Holmes Meier: Nueva York, 1983, vol. III, pág. 994. <<
[12] Richard L. Rubenstein, The Cunning of History. Harper: Nueva York, 1987, págs. 91 y 195. <<
[13] Véase Lyman H. Legters (ed.), Western Society afier the Holocaust. Westview Press: Boulder, 1983. <<
[14] En palabras del anterior ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Abba Eban, «con el señor Begin y sus cohortes, cualquier enemigo se convierte en un ‘nazi’ y cualquier golpe es otro ‘Auschwitz’». Eban prosigue: «Ya es momento de que nos sostengamos sobre nuestros propios pies y no sobre los de seis millones de muertos», citado por Michael R. Marrus, «Is there a new Antisemitism?», en Curtis, Antisemitism in the Contemporary World, págs. 177-8. Las afirmaciones del tipo de las de Begin piden que se las conteste de la misma manera. En consecuencia, Los Angeles Times le atribuye a Begin «el lenguaje de Hitler», mientras que otro periodista estadounidense escribe que los ojos de los árabes palestinos tienen la misma mirada que las fotos de los niños judíos dirigiéndose a la cámara de gas. Véase Edward Alexander, Antisemitism in the Modern World. <<
[15] Kren y Rappoport, The Holocaust and the Crisis, págs. 126 y 143. <<
[16] Leo Kuper, Genocide: Its Political Use in the Twentieth Century. Yale University Press: New Haven, 1981, pág, 161. <<
[17] Christopher R. Browning, «The Germán Bureaucracy and the Holocaust», en Grobman y Landes, Genocide, pág. 148. <<
[18] Kuper, Genocide, pág. 121. <<
[19] H. H. Gerth y C. Wright Mills (eds.), From Max Weber. Rouledge Kegan Paul: Londres, 1970, págs. 214 y 215. Lucy S. Dawidowitcz, en su exhaustivo estudio y evaluación partidista sobre el tratamiento que han dado los historiadores al Holocausto (The Holocaust and the Historians. Harvard University Press: Cambridge (Mass), 1981), se opone a que se equipare el Holocausto a otros casos de asesinatos en masa, como la aniquilación de Hiroshima y Nagasaki: «El objetivo del bombardeo fue poner en evidencia la superioridad militar de los Estados Unidos»; el bombardeo «no estuvo motivado por el deseo de eliminar a gente japonesa» (págs. 17-18). Sin embargo, una vez hecha esta observación, que es evidentemente cierta, Dawidowitcz pasa por alto un punto importante: la matanza de doscientos mil japoneses se concibió y se llevó a cabo como método efectivo de poner en práctica el fin decidido de antemano; de hecho, fue el producto de la mentalidad que resuelve los problemas de forma racional. <<
[20] Véase Karl A. Schleuner, The Twisted Road to Auschwitz. University of Illinois Press, 1970. <<
[21] Micael R. Marrus, The Holocaust in History. University Press of New England: Londres, 1987, pág. 41. <<
[22] Gerth y Mills, Trom Max Weber, pág. 232. <<
[23] Browning, «The Germán Bureaucracy», pág. 147. <<
[24] Kren y Rappoport, The Holocaust and the Crisis, pág. 70. <<
[25] Hannah Arendt, Eichmann in Jerusalem: a Report on the Banality of Evil Viking Press: Nueva York, 1964, pág. 106. <<
[26] Arendt, Eichmann in Jerusalem, pág. 69. <<
[27] Hilberg, The Destruction of the European Jews, pág. 1011. <<
[28] Véase Herbert C. Kelman, «Violence without Moral Restraint», en Journal of Social Issues, vol. 29 (1973), págs. 29-61. <<
[29] Gerth y Mills, From Max Weber, pág. 95. Durante su juicio, Eichmann insistió no sólo en que obedecía órdenes, sino en que acataba la ley. Arendt comenta que él (y no necesariamente sólo él) parodiaba el imperativo categórico de Kant de tal manera que debía apoyar la subordinación burocrática en vez de la autonomía individual: «actúa como si el fundamento de tu actuación fuera el mismo que el del legislador o el de las leyes de la tierra». Arendt, Eichmann in Jerusalem, pág. 136. <<
[30] Citado por Robert Wolfe, «Putative Threat to National Security at Núremberg Defence for Genocide», en Annals of AAPSS, n. 459, julio, 1980, pág. 64. <<
[31] Hilberg, The Destruction of the European Jews, págs. 1.036-8, 1.042. <<
[32] Hilberg, The Destruction of the European Jews, pág. 1.024. <<
[33] John Lachs, Responsibility of the Individual in Modern Society. Harvester: Brighton, 1981, págs. 12-13, 58. <<
[34] Philip Caputo, A Rumour of War. Holt, Rinehart Winston: Nueva York, 1977, pág. 229. <<
[35] Fein, Accounting for Genocide, pág. 4. <<
[36] Hilberg, The Destruction of the European Jews, pág. 1.044. <<
[37] Franklin M. Littell, «Fundamentals in Holocaust Studies», en Annals of AAPSS, n. 450, julio, 1980, pág. 213. <<
[38] Colin Gray, The Soviet-American Arms Race. Saxon House: Lexington, 1976, págs. 30, 40. <<