Preámbulo

Esta novela es una colaboración. Michael McDowell la comenzó una década atrás. Murió antes de terminarla. Su editor, Susan Allison, se acercó a mi agente, Ralph Vicinanza, con la idea de completarla. Quedé inmediatamente intrigada. El manuscrito y las notas que Michael dejó estaban incompletos, pero había avanzado unos cientos de páginas con la historia. La historia tal como yo la completé no es la historia que Michael quería contar, o la que habría contado, de haberla terminado. Cada novelista conoce esta diferencia. Esta es la historia que escribí a partir del manuscrito de Michael.

Espero que le hubiere complacido y divertido tanto como agrada a Laurence Senelick, compañero de toda la vida de Michael, y a Ann y James, hermana y hermano, quienes le sobreviven. Laurence me ha dado su apoyo y aprobación para este proyecto y me proporcionó generosamente las notas y fragmentos del manuscrito original que se había perdido. Él tiene mi profunda gratitud.

Agradezco a Julie Ann Eugley, Marsha DeFillippo, Barbara Ann McIntyre, Margaret Morehouse, Marcella Spruce, y Diane Ackerly, quienes me proveyeron con apoyo logístico e investigación, llevaron mi agenda y me proporcionaron almuerzos; a Dave Higgins, quien dio mantenimiento a nuestras Macs. Y como siempre, a mis primeros lectores, Nora K., Kelly B., Owen, Joey, Steve, Sarah Jane, M., mi hermana mayor, y M., mi hermana menor. Agradezco también a mi familia por el humor con el que cada uno tolera mi espinoso carácter antisocial cuando estoy trabajando. Agradezco a Douglas Winter por lo que él ya sabe y los gritos a Lyn.

Agradezco a Ralph y a Susan.

Pero sobre todo, agradezco a Michael. Fue divertido. Y te extraño.