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Philip Wager miraba fijamente los datos que tenía en la pantalla con los ojos muy abiertos, con el corazón latiéndole a un ritmo frenético y desesperado. Se agarraba al borde de la consola con tanta fuerza que los nudillos se le ponían blancos y tuvo que obligarse a aflojar los dedos. Empujó la silla hacia atrás y se levantó.

—¡Joder! —susurró, esforzándose en comprender la información que tenía delante—. Es imposible.

—Obviamente no —murmuró una voz a sus espaldas.

Se volvió hacia su visitante, estremeciéndose para sus adentros al ver al hombre que estaba allí. Tenía la espada fuera de su alcance, detrás de él, por lo que se encontraba en una posición de completa vulnerabilidad ante la punta de la espada que le apuntaba al pecho.

—Anciano Sheron —replicó, mirando por encima del hombro tunicado de gris hacia el pasillo de la caverna que se vislumbraba más allá. Buscaba un medio para entrar y una fuente de ayuda. Ninguna de las dos cosas estaba a la vista.

—Wager —saludó Sheron en tono conversacional.

—¿Cómo has entrado?

—Yo consigo entrar en cualquier sitio. No tomé parte en la construcción del edificio del Crepúsculo, pero todas las ampliaciones y mejoras realizadas en la matriz en los últimos siglos salieron de mí.

A Philip el corazón le dio un brinco cuando consideró el valor de semejante conocimiento.

—Veo que comprendes las posibilidades. —La voz de Sheron rezumaba orgullo de mentor—. La mayoría de los Ancianos decide concentrar su atención en la creación de normas. Creen que es la fuente de su autoridad. Sin embargo, yo sabía que nuestro verdadero poder provenía de nuestra capacidad para crear el Crepúsculo. Por lo tanto, quería saberlo todo sobre él. Se consideraba la tarea menos deseable, así que era libre de hacer lo que quisiera.

—Tú metiste el virus. —Philip tenía muchas preguntas en la cabeza, pero sabía la respuesta a ésa con toda certeza.

—Sí, y siempre supe que serías tú el que terminaría descubriéndolo. He intentado hacer que te liquidaran, pero los demás no quieren ni oír hablar de ello. Les parecía que negarte el ascenso era suficiente castigo por lo que se veía como infracciones tuyas, que yo exageraba, por supuesto. —El Anciano quitó importancia al asunto con un ademán—. Como carecías del equipo necesario para descubrirme, lo dejé pasar, pero era consciente de que algún día sucedería esto.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Philip mientras reculaba hacia su espada, que descansaba en su funda encima de una mesa en el rincón—. Debes de llevar siglos planeando esto.

Sheron levantó una mano y se echó la capucha hacia atrás, dejando ver una escalofriante sonrisa.

—En efecto. Razón por la cual no puedo permitir que lo estropees todo. Todos estos eones de esperar el momento oportuno, moviendo mis piezas por el tablero lento pero seguro. ¿Te imaginas la paciencia que se ha necesitado? Ya estoy muy cerca, pero tú puedes estropearlo todo en un momento.

—Explícame qué estás tramando —le instó, mientras seguía retrocediendo, con la esperanza de acercarse lo suficiente a su espada para lanzarse a por ella y defenderse—. Puedo ayudarte.

—O supones que mis motivos son altruistas y querrías ayudarme. O quizá sencillamente confías en distraerme para que no me dé cuenta de que quieres coger tu espada.

Philip se quedó quieto y se encogió de hombros. Sheron se rio.

—Si te sirve de consuelo —dijo el Anciano—, tu sacrificio servirá al bien común.

—¿En serio? —dijo Philip, arrastrando las palabras—. Y yo que pensaba que sólo querías impedir que le contara a nadie que tienes una hija que es mitad mortal.

—Eso también. Sólo lo saben dos personas, y eso hace que haya una persona de más.

—Forma pareja con un Guardián. —Quizá su mente era más enrevesada, pero para Philip las posibilidades inherentes a ese apareamiento eran tan abundantes como aterradoras—. ¿Ha sido ése siempre tu propósito?

Sheron agarró su espada con más firmeza.

—Mis disculpas, teniente. El tiempo es primordial. Tengo que matarte. No puedo quedarme a charlar.

Philip se encorvó, se preparó.

El Anciano se lanzó hacia delante en una estocada fatal.