De The Lewiston Daily Sun, domingo 7 de setiembre, pág. 3:
El legado de la Telequinesia
Tierras devastadas, corazones abrasados
CHAMBERLAIN. El baile de fin de curso ya pertenece a la historia. Durante siglos los sabios han dicho que el tiempo cura todas las heridas, pero el golpe que recibió esta pequeña ciudad del oeste de Maine puede ser mortal. Los barrios residenciales todavía están allí, custodiados por hermosos robles de doscientos años. Las construcciones de líneas modernas y las que conservan el antiguo estilo de Nueva Inglaterra, de la calle Morin y de Brickyard Hill, no han sufrido daños y se ven tan cuidados como siempre. Pero todo ese idílico paisaje está situado junto a un campo ennegrecido y arrasado, y en muchas de estas elegantes casas hay un letrero que dice SE VENDE, colocado sobre el césped. Sobre la puerta de las que todavía están ocupadas cuelga una corona negra. Los vecinos de la ciudad ya se han acostumbrado a ver todo tipo de camiones de mudanza circular por sus calles.
La principal industria de la ciudad, la Fábrica de Tejidos Chamberlain, no fue tocada por el incendio que arrasó gran parte de la población durante esos dos días de mayo. Pero ha estado trabajando con un solo turno desde el 4 de julio y, según afirma Mr. William A. Chamblis, director de la fábrica, es muy posible que se produzcan mayores reducciones. «Tenemos pedidos —manifestó Mr. Chamblis—, pero no se puede hacer funcionar una industria sin obreros que echen a andar las máquinas. No los tenemos. Desde el 15 de agosto, se han retirado treinta y cuatro hombres. Lo único que podemos hacer, por el momento, es cerrar la sección de teñidos y enviar el material a otra industria. No quisiéramos despedir a nuestros obreros, pero se trata de un problema de supervivencia económica».
Roger Fearon vive en Chamberlain desde hace veintidós años, y ha trabajado en la fábrica de tejidos durante dieciocho de esos años. Comenzó como ensacador y ganaba setenta y tres centavos por hora. Actualmente es encargado de la sección de teñidos y, sin embargo, no parece impresionado por la posibilidad de quedarse sin trabajo. «Perdería un buen salario —dijo Fearon—. No es para tomarlo a la ligera. Ya lo he conversado con mi mujer. Podríamos vender la casa, vale fácilmente unos veinte mil dólares, y aunque probablemente no nos den ni la mitad de eso, lo más seguro es que la pongamos en venta. No nos importa. En realidad, no queremos seguir viviendo en Chamberlain. Llámelo como quiera, pero la ciudad ya no es buena para nosotros».
Fearon no es el único. Henry Kelly, propietario de una cigarrería y cafetería llamada Kelly Fruit, que la noche del baile quedó destruida por el fuego, no piensa volver a edificar. «Los chicos han desaparecido —dice con un encogimiento de hombros—. Si la abriera otra vez, me encontraría con demasiados fantasmas en los rincones. Voy a retirar el dinero del seguro y me voy a ir a vivir a St. Petersburg».
Una semana después de que el tornado del 54 pasara por Worcester, dejando su huella de destrucción y muerte, el aire se vio invadido por el ruido de los martillos, el olor de la madera nueva y una sensación de optimismo y de fe en la capacidad del hombre para recuperarse. No existe nada de eso en Chamberlain este otoño. Solamente han quitado los escombros de la carretera principal. Los rostros que uno encuentra están llenos de una sombría desesperanza. En el Frank’s Bar, en la esquina de la calle Sullivan, los hombres beben cerveza en silencio, y en los patios de las casas las mujeres se cuentan historias de horror y sufrimiento. Chamberlain ha sido declarada zona catastrófica y existen fondos destinados a levantar la ciudad y reconstruir el sector comercial.
Pero, durante estos últimos cuatro meses, la principal actividad de Chamberlain han sido los funerales.
Los muertos ya son 440 y todavía quedan dieciocho personas desaparecidas. De las víctimas, 67 pertenecían al último curso de la Escuela Ewen y estaban a punto de graduarse. Quizá, más que otras consideraciones, sea esto último lo que ha quitado valor moral a sus habitantes.
Fueron enterrados el 1 y el 2 de junio en tres ceremonias masivas. El día 3 se efectuó en la plaza un acto religioso en memoria de los desaparecidos. Fue la ceremonia más emotiva que le ha tocado presenciar a este periodista. Asistieron miles de personas y toda la asamblea escuchó con conmovido silencio a la banda de la escuela, con dieciséis componentes menos, ejecutar el himno de Ewen.
Hubo una sombría ceremonia de graduación a la semana siguiente, en la vecina Motton Academy. Pero sólo quedaban 52 alumnos del último curso. Henry Stampel, el encargado del discurso de despedida, prorrumpió en lágrimas en la mitad de la lectura y no pudo continuar. No hubo fiesta después de la ceremonia; los alumnos simplemente cogieron sus diplomas y después se marcharon en silencio a casa.
A pesar de todo, a medida que transcurría el verano, los coches fúnebres recorrían la ciudad para ir a enterrar los últimos cadáveres que se iban descubriendo. Para algunos de sus habitantes parecía que cada día les arrancaban la costra para que la herida sangrara de nuevo.
Si usted es uno de los muchos curiosos que aparecieron en Chamberlain la semana pasada, ha visto una ciudad que puede estar sufriendo un mortal cáncer del espíritu. Unas pocas personas, que parecen extraviadas, vagan por los pasillos del supermercado. La iglesia Congregacional de la calle Carlin fue devastada por el fuego y no queda nada de ella, la iglesia Católica de la calle Elm no ha sufrido daños y la cuidada iglesia Metodista en un extremo de la calle Main, aunque chamuscada por el fuego, se encuentra en perfecto estado. Sin embargo, la asistencia ha sido escasa. Los ancianos aún se sientan en los bancos de la plaza de los Tribunales, pero ya no tienen interés en echar una partida de damas o entablar una conversación.
La impresión general hace pensar en un pueblo que espera la muerte. En estos días, no basta decir que Chamberlain no volverá a ser el mismo. Decir simplemente que no volverá puede estar más cerca de la verdad.
Extracto de una carta del 9 de junio, enviada por Mr. Henry Grayle, rector de la Escuela Ewen, a Mr. Peter Philpott, Superintendente de Educación:
… y, por lo tanto, creo que no puedo continuar en mi cargo, sintiendo que esa tragedia se podría haber impedido si yo hubiese tenido un poco más de previsión. Me permito rogarle que acepte mi renuncia a partir del 1 de julio, si usted lo tiene a bien…
Extracto de una carta del 11 de junio, enviada por Rita Desjardin, profesora de Educación Física, a Mr. Henry Grayle:
… y no renovaré el contrato. Creo que preferiría suicidarme antes que volver a enseñar. Por las noches me quedo pensando: Si sólo me hubiese acercado a esa chica, si sólo, si sólo…
Frases que aparecieron pintadas sobre el césped del sitio donde estuvo el apartamento de la familia White:
CARRIE WHITE ARDE EN EL INFIERNO
POR SUS PECADOS
CRISTO NUNCA FALLA
De «Telequinesia: Análisis y Consecuencias», por el decano D. L. McGuffin (publicado por Science Yearbook, 1981):
Para concluir, quisiera señalar el grave riesgo que están corriendo las autoridades al enterrar el caso de Carrie White bajo una montaña de papeleo burocrático, y me estoy refiriendo específicamente a la llamada Comisión White. El deseo de algunos políticos de considerar la telequinesia como un fenómeno aislado e irrepetible, me parece comprensible pero no aceptable. En términos genéticos, la posibilidad de un nuevo caso es de un 99 por ciento. Ha llegado el momento de planificar y prepararse para lo que…
De Expresiones idiomáticas explicadas: Una guía para los padres, por John R. Coombs (Nueva York, The Lighthouse Press, 1985), pág. 73:
… soltar a Carrie: causar violencia o destrucción; confusión, carnicería provocar incendios (de Carrie White, 1963-1979).
De Explosión en las Sombras, pág. 201:
En otra parte de este libro se ha hablado de una página de un cuaderno de Carrie White en el que unos versos de Bob Dylan, el famoso poeta del rock de los años sesenta, aparecían escritos repetidas veces, casi con desesperación.
Podría resultar apropiado terminar este libro con unos versos de otra canción de Dylan, versos que podrían servir de epitafio a Carrie: Quisiera escribirte una melodía tan simple / que te impidiera, querida amiga, enloquecer / que te tranquilizara y extinguiera el dolor / de tu conocimiento inútil y sin sentido…[2]
De Me llamo Susan Snell, pág. 98:
El libro ya está terminado. Espero que se venda bien para poder irme a un lugar donde nadie me conozca. Quiero revisar todo lo ocurrido, decidir qué voy a hacer entre este momento y la hora en que mi luz se aleje por un largo túnel hacia la oscuridad…
De las conclusiones de la Comisión Investigadora del Estado de Maine, en relación con los sucesos ocurridos el 27 y 28 de mayo, en Chamberlain, Maine:
… y, por lo tanto, debemos concluir que, aunque la autopsia practicada reveló algunos cambios celulares que pueden indicar la presencia de algún poder paranormal, no existe ninguna razón para creer en la posibilidad de que el caso se repita…
Fragmento de una carta del 3 de mayo de 1988, enviada por Amelia Jenks, Royal Knob, Tennessee, a Sandra Jenks, Maiken, Georgia:
… y tu sobrinita crece cuarta por noche y para tener dos años está muy grande y tiene los ojos azules como su papi y el pelito rubio mío pero seguramente se le ba poner oscuro pero de todos modos es muy bonita y cuando está durmiendo aveces cuanto se parece a nuestra mamá.
El otro día la tenia sentada en la tierra al lado de la casa yo measomé y vi la cosa mas rara estaba jugando con las volitas de su hermano pero se estaban mobiendo solas ella semoria de risa pero yo estaba un poco asusta algunas de las volitas subian y bajaban. Me izo acordarme de la abuela te acuerdas cuando vino la policia buscando a Pete y las pistolas les salieron volando de las manos y la abuela no paraba de reírse y podia hacer que la mecedora se mobiera sola aunque no estuviera senta. Me quedao muy preocupa ojala que la niña no sufra esos ataques que le daba a la abuela te acuerdas?
Bueno tengo mucho que labar a si que dale saludos a Rich y mandanos algunas fotos cuando puedas. Como te decía la niña es muy bonita y tienes unos ojitos de lista… Estoy segura de que ba allegar a ser alguien cuando grande.
Un abrazo
Melia.