Sean había descorchado las dos botellas de vino al llegar para que estuvieran bien oxigenadas para la cena. Sirvió la primera en la mesa.
—Es un La Croix de Peyrolie de Lussac-St-Emilion.
—Y estoy segura de que tiene una historia curiosa —dijo Michelle al olerlo.
—Lo cría la bien llamada Carole Bouquet, que fue una modelo famosa y chica Bond en una de sus películas, Sólo para tus ojos, creo. La otra botella es un Ma Vérité de Gérard Depardieu, Haut-Médoc.
—Déjame adivinarlo, criado por el actor del mismo nombre —dijo Harry.
—Sí. Estos vinos tienen mucho futuro y sólo los saco en ocasiones especiales.
—Es un honor para Harry y para mí —dijo Michelle con una sonrisita.
Brindaron y empezaron la cena que les sirvió Calpurnia. Tenía unos sesenta años y medía más de un metro ochenta, era corpulenta y llevaba el cabello gris y grueso recogido en un moño tenso. Tenía el aspecto de la peor pesadilla infantil en forma de institutriz. No obstante, la cena era espectacular.
Cuando Calpurnia los dejó, Harry dijo:
—Michelle estaba preguntando adónde nos llevan tus especulaciones sobre el origen de Steven Canney y la posible relación de Rhonda Tyler con Bobby Battle.
—Pues al hecho de que dos víctimas podrían estar relacionadas con Bobby Battle. ¿Es razonable pensar que sean más de dos?
—¿Janice Pembroke? —aventuró Michelle.
—No. Creo que sencillamente estaba en el lugar y momento equivocados —respondió King.
—¿Diane Hinson? Era abogada. Quizá había trabajado en algún asunto corporativo de Bobby —sugirió Michelle.
King negó con la cabeza.
—Lo dudo. Era abogada penalista. He investigado y no he encontrado a nadie que crea que tuvieran alguna relación. Dejemos a Hinson por ahora. El siguiente es Júnior Deaver. Su relación con los Battle está clara.
—Cierto. Trabajaba para ellos y además le acusaron de robo —dijo Michelle.
—Pero el robo se produjo después del derrame de Bobby —dijo Harry.
—Nunca pensé que Bobby hubiera matado a nadie —dijo King—, aparte tal vez de la señora Canney. Pero tenemos a tres personas relacionadas de alguna manera con Bobby Battle. Todas muertas siguiendo el modus operandi de un asesino en serie famoso, con un reloj en la muñeca y una carta subsiguiente.
Michelle no parecía muy convencida.
—De acuerdo, quizá mataran a Pembroke porque estaba con Canney, pero Hinson fue asesinada siguiendo el estilo del Acosador Nocturno. Sin embargo, dices que no tenía ninguna relación con Battle.
—Su reloj marcaba las cuatro y un minuto —afirmó King. Hizo una pausa antes de continuar—. Y recordad, el reloj de Pembroke marcaba las dos y un minuto. Los otros marcaban la hora en punto.
—O sea que Hinson y Pembroke estaban un tic fuera de lugar —dijo Michelle.
—Exacto. —King la miró desconcertado—. ¿Un tic fuera de lugar? Esa frase me suena de algo.
—¿O sea que el asesino nos está diciendo a propósito, mediante los relojes, que algunas víctimas están… qué… fuera de lugar? —repuso ella.
—Creo que nos dice que Tyler, Canney y Júnior fueron asesinados a propósito debido a su relación con Bobby —concluyó King—. Pembroke y Hinson no eran objetivos concretos porque no guardaban tal relación.
—De acuerdo, supongamos que Pembroke fue asesinada por estar con Canney. Entonces ¿por qué mataron a Hinson? —preguntó Michelle.
—Hemos seguido todos los caminos posibles para encontrarle un sentido pero no hay manera. Para los objetivos de nuestro asesino el hecho de que Pembroke muriera al mismo tiempo que Canney no fue más que un chollo. Enturbió la situación todavía más. Y también explica por qué el asesino empleó la palabra «chico» en singular, no en plural, en la carta correspondiente a la muerte de los adolescentes. Sólo uno de ellos era su objetivo: Steve Canney.
—Pero Sean, si el asesino quisiera de verdad despistarnos, ¿por qué marcar un minuto más en algunos relojes? Si los hubiera puesto todos a la hora en punto, es probable que nunca nos hubiéramos planteado estas diferencias.
—Creo que por algún motivo este tipo intenta jugar limpio dándonos una pista legítima.
—O nos está tomando el pelo —apuntó Michelle.
—Podría ser, pero no lo creo.
Michelle seguía mostrándose escéptica.
—De acuerdo, supongamos que todo esto es cierto. Tenemos a Bobby Battle como posible común denominador. Pero no crees que lo matara la misma persona. ¿No es demasiada coincidencia que estuviera relacionado con otro asesino? Y luego están Kyle y Sally. ¿Cómo encajan sus muertes?
—A pesar de lo que encontró Sylvia, lo de Kyle podría ser un suicidio. Y quizá mataron a Sally porque no salió en defensa de Júnior cuando era su coartada.
—No te sigo, Sean —dijo Harry.
—Si Júnior fue asesinado sólo por haber robado a los Battle y luego el asesino descubrió que en realidad él no había cometido el robo, eso implicaba que Júnior había sido asesinado en vano. El asesino se vengó y en su mente enferma quizá supuso estar vengando a Júnior al matar a Sally. Tal vez con ella renunció a su reloj característico y a imitar a algún asesino en serie porque estaba demasiado indignado o no la consideraba relevante. Y tampoco tuvo demasiado tiempo para planearlo. Sally me contó la verdad apenas siete horas antes de que la mataran.
—Bueno —dijo Michelle—, el hecho de que le machacara la cara quizás encaje con la teoría de la venganza. Alguien enfurecido.
—Cierto. Un hombre capaz de una saña brutal y… —King se quedó inmóvil—. Siete horas.
—¿Qué ocurre, Sean? —preguntó Harry.
—No estoy seguro… Las siete horas me han venido a la cabeza pero no del modo que imaginaba. —Se quedó pensativo unos momentos y luego sacudió la cabeza—. Lo siento, probablemente estoy empezando a perder facultades.
—¿Y la teoría de Chip Bailey de que Sally mintió acerca de Júnior y cometió o ayudó a cometer el robo? —preguntó Michelle.
Harry arqueó las cejas.
—Es una hipótesis intrigante.
—Sí, lo es —reconoció King—. Y ahora mismo no podemos descartarla aunque mi intuición me diga que es errónea.
Continuaron cenando y dieron cuenta de la segunda botella de vino. Más tarde tomaron el café que Harry les sirvió en la biblioteca. Les ofreció también coñac pero ambos rehusaron.
—Tengo que conducir —dijo King—. Ya he tomado suficiente vino.
—Y yo tengo que cuidar de él mientras me lleva a casa —añadió Michelle, sonriente.
La sala se había enfriado y Michelle se colocó delante de la chimenea para calentarse las largas piernas.
—A veces con los vestidos se pasa frío —comentó.
Harry se volvió hacia King.
—¿Qué opinas de Dorothea?
—Bueno, el origen de la droga que administraron a Eddie no fue el vino, y tampoco lo encontraron en los fármacos que Dorothea le compraba a Kyle. Sin embargo, he hablado con Sylvia. Ella tiene en su farmacia sulfato de morfina y podría tratarse de uno de los fármacos suministrados por Kyle. Y Dorothea no tiene coartada para el momento en que mataron a Kyle. Dijo que estaba en casa pero Eddie no la vio.
—De hecho él estuvo en el estudio toda la noche, pintándome un retrato —admitió Michelle.
King la miró sorprendido pero no dijo nada.
Harry la observó con curiosidad.
—O sea que ella compraba los fármacos y es una posible sospechosa tanto de la muerte de Battle como de Kyle Montgomery. También es la persona con más posibilidades de haber drogado a Eddie, y su casa está muy cerca de donde mataron a Sally. Todo circunstancial, por supuesto, pero muy sugerente.
—Y ha sufrido una depresión debido a reveses financieros y problemas familiares de los que nos habló —dijo Michelle—. Una mujer atribulada se mire por donde se mire.
—No es que no esté de acuerdo contigo —dijo King—, pero me cuesta encontrar el móvil. Ella dijo que Bobby le había prometido cambiar el testamento para beneficiarla, pero no lo cambió. O sea que no tenía ese móvil para matarlo.
—A no ser que, al descubrir que no lo había cambiado, lo matara en un arrebato de ira —sugirió Michelle.
Harry se levantó y se situó junto a ella frente a la chimenea.
—Cuando se tienen más de setenta años, se pasa frío independientemente de la ropa que se lleve o de la temperatura ambiente —explicó—. Podría existir una tercera posibilidad —dijo retomando el hilo de la conversación—. Nos hemos centrado en lo que robaron del armario de Remmy, pero ¿qué robaron del de Bobby?
Los dos lo miraron sin decir nada.
—El testamento en que dejaba todo a Remmy es el que están utilizando los abogados —continuó Harry—. Lo redactó hace muchos años.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Michelle.
—El abogado que lo preparó había trabajado para mí y ahora es socio de un bufete de Charlottesville. Ellos tenían el original y es el testamento que se está autenticando.
—¿Alguien buscó otro testamento que fuera más reciente? —preguntó King.
—Esa es la cuestión. No lo creo. Pero ¿y si lo que robaron del armario de Bobby fue precisamente un testamento posterior?
—Pero si estaba en el cajón secreto de Bobby, cuya existencia incluso Remmy desconocía, ella no habría tenido ocasión de destruirlo.
—No digo que fuera Remmy. Bobby sufrió un derrame cerebral, deliraba, creo que decía cosas raras en el hospital —dijo Harry.
—Y tal vez mencionó otro testamento —añadió King chasqueando los dedos.
—O sea que cualquiera que le haya oído podría haber cometido el robo —concluyó Harry.
—De todos modos, si lo tuviese Dorothea, lo habría hecho público, ¿no?
—Pero tendría que dar explicaciones sobre su procedencia —repuso Harry—. No creo que quisiera confesar lo del robo.
King estaba desconcertado.
—Pero Harry, estamos pasando por alto algo importante. La muerte de Bobby salió en todos los periódicos. Quienquiera que preparara el nuevo testamento lo habría dado a conocer.
—Tal vez Bobby no lo hizo a través de un bufete de abogados.
—Aunque lo hubiera hecho él, habría necesitado testigos.
—No si se trata de un testamento holográfico, escrito de su puño y letra en su totalidad.
—Si existe tal testamento, ¿quién lo tiene y por qué no lo hace público?
—La pregunta del millón —comentó Harry, y apuró su copa de coñac.