Al cabo de una hora King se reunió con Sally al final de su camino de entrada, la hizo pasar al lado de las obras de su nueva casa hasta llegar a la escalera del barco.
Era obvio que la joven estaba muy nerviosa.
—Haces bien, Sally —dijo King para tranquilizarla—, de verdad que sí. Y en cuanto te quites este peso de encima, te sentirás mejor.
Se sentaron a la pequeña mesa de la cocina mientras el agua del lago lamía el casco del barco. Le preparó una taza de té caliente y la observó expectante.
—Júnior —acabó diciendo él—. ¿Has venido a hablarme de Júnior?
Ella dejó escapar un largo suspiro y empezó.
—Estaba con él cuando se produjo el robo.
King se quedó asombrado.
—¿Le ayudaste a entrar en la casa?
—¡No! No en casa de los Battle. En casa de Júnior, la que se estaba construyendo.
—¿O sea que él no cometió el robo?
—Imposible. Estuvimos allí desde las ocho hasta las cuatro de la mañana. Y desde la casa de los Battle se tarda por lo menos una hora en llegar.
—¿Por qué estabas con Júnior en su nueva casa?
Sally bebió un sorbo de té y se recostó en el asiento, sonrojada y con las mejillas surcadas de lágrimas.
—Dios mío, me cuesta creer que te esté contando esto.
—Sally, ¿por qué estabas con él? —insistió King.
—Nos conocimos cuando él fue a trabajar a casa de los Battle. Supongo… supongo que los dos nos sentíamos solos.
—¿Estabas liada con Júnior?
—¡No era eso, no! —exclamó con vehemencia.
—Entonces cuéntame qué era —dijo King con tranquilidad.
—Éramos sólo amigos. Al comienzo, me refiero. —Dejó la taza y se inclinó hacia delante—. Me dijo que iba a trabajar en la casa toda la noche. Su mujer tenía la noche libre e iba a estar con los niños. Fui allí, lo seduje y lo hicimos. Allí. Ya está, ya te lo he contado.
—¿Que tú lo sedujiste?
Ella se mostró ofendida.
—No siempre voy vestida con vaqueros holgados y perdida de mierda de caballo, Sean. Arreglada soy bastante resultona. Se sorprendió al verme llegar, por supuesto. Pero mi aspecto le dejó claras mis intenciones.
—Pensaba que Júnior estaba enamorado de Lulu.
—Lo estaba, pero al fin y al cabo era un hombre y yo iba con un escote y una minifalda espectaculares. Era bastante difícil rechazarme. Yo sólo quería sexo, sin preguntas ni compromisos. Y por lo que me contó, Lulu no estaba mucho por él últimamente. Trabajaba demasiadas horas en ese club.
—¿O sea que te encontraste con un Júnior dispuesto y preparado?
—Te lo diré de otro modo: Júnior no habría sido físicamente capaz de cometer ese robo. Joder, yo apenas podía caminar cuando terminamos.
King levantó una mano.
—Vale, no hace falta que entres en detalles.
Sally se restregó los ojos.
—Lo cierto es que a mí me gustaba. Sé que era barrigón y de aspecto rudo, pero en la intimidad era un hombre muy tierno.
—¿Por qué no hablaste cuando arrestaron a Júnior por el robo?
—¡No me lo permitió! Me dijo que prefería ir a la cárcel a que Lulu se enterara.
—Bueno, supongo que lo entiendo. ¿Qué más?
—Eso es. Me escabullí del funeral de Battle para despedirme de Júnior en su tumba. Creía que nadie me había visto. —Bajó la mirada hacia la mesa—. ¿Tendrá que saberse todo esto?
—Tal vez no ahora que Júnior ha muerto y Remmy está convencida de su inocencia. Y supongo que no hace falta estropear el recuerdo que Lulu tiene de su esposo.
—Él la quería, Sean; yo no fui más que la aventura de una noche, eso es todo —dijo, y añadió con un hilo de voz—: Supongo que es lo que siempre soy.
Cuando Sally se hubo marchado, King pensó en llamar a Michelle pero decidió esperar a la mañana siguiente. Había sido un día largo. Se fue a la cama.
En el exterior de la casa flotante el hombre había observado la marcha de Sally. Había utilizado el dispositivo de escucha que había instalado para seguir toda la conversación. Alzó la vista hacia la casa flotante cuando la última luz se apagó. Esperaría a que Sean King estuviera profundamente dormido y entonces le haría una última visita.