LA LANGUIDEZ DE OFENISIA
(QUE MUY POCO APARECE PERO QUE
NO POR ESO ES MENOS IMPORTANTE)

«En este año de impetuoso progreso…»

(De un Diario de Ilhéus, en 1925)

RONDO DE OFENISIA

Escucha, oh, hermano,

Luis Antonio, mi hermano:

Ofenisia en la terraza.

En la red se balancea.

El calor y el abanico,

la brisa dulce del mar,

mucama haciendo cosquillas.

Ya iba a cerrar los ojos,

el Monarca apareció: barbas de tinta,

renegras, ¡oh, resplandor!

El verso de Teodoro,

la rima para Ofenisia,

el vestido venido de Río,

el corsé, el collar,

mantilla de seda negra,

el «sagüi» que tú me diste,

¿todo eso de qué sirve

Luis Antonio, mi hermano?

Son brasas sus ojos negros,

(—¡Son ojos de Emperador!)

incendiaron mis ojos.

Sábanas de sueños sus barbas

(—¡Son barbas imperiales!)

para mi cuerpo envolver.

Con él quiero casarme

(—¡Con rey no podéis casar!)

con él quiero acostarme

y entre sus barbas soñar.

(—¡Ay, hermana, nos deshonráis!)

Luis Antonio, mi hermano,

¿qué esperas para matar?

No quiero al conde, al barón,

señor de ingenio no quiero,

ni los versos de Teodoro,

no quiero rosas, claveles,

ni aros de diamantes.

¡Lo que quiero son las barbas

negras del Emperador!

Mi hermano, Luis Antonio,

de la casa ilustre de los Avila,

escucha, oh mi hermano:

si concubina no soy

del Señor Emperador,

en esta red voy a morir

de languidez.