Cómo meditar

—luces fuera—

caída, manos unidas, en instantáneo

éxtasis como un chute de heroína o morfina,

la glándula interior de mi cerebro descargando

el perfecto fluido alegre (Santo Fluido) cuando

me desnudo y fijo todas las partes del cuerpo

a un trance de inactividad —Curando

todas mis enfermedades —borrándolo todo —ni

siquiera un fragmento de un «Espero que tú» o un

lunático bocadillo de tebeo queda, sólo la mente

en blanco, serena, sin pensamientos. Cuando un pensamiento

brote llegando de lejos con su manifiesta

presencia de imagen, debes engañarlo y fuera con él,

quítatelo de delante, dríbalo, y

se desvanece, y el pensamiento nunca vuelve —y

con alegría comprendes por primera vez

»Pensar es justo lo mismo que no pensar—

Así que no tengo que pensar

nada

más»

1967