Notas

[1] Estos dos textos aparecen en esta edición de La isla en peso, en la sección «Poemas desaparecidos», restituyéndolos al conjunto de poemas de similares contextos. <<

[2] La poesía cubana en 1936 (compilada por Juan Ramón Jiménez), revista Grafos (1937), revista Espuela de Plata (1938). <<

[3] Todo un cortejo fantástico. Poemas escritos originalmente en francés. Ofrecemos en esta edición una versión literal de Luis Marré. (N. del E.) <<

[4] el poeta tal cual (es) A Maya Surduts

Vete al diablo, poeta. / Todo en ti es simulación, / te ofreces como espectáculo, / tu jugo es la adoración. / Todo un cortejo caprichoso / —musas, pitonisas, magas, / a manera de antenas— / pone sobre tu jeta una máscara. // Jamás pierdes tu aplomo, / tú que desplomas las losas / de tu capilla magistral / hecha de sortilegios. // Es ahí que se te ve deletreando / las palabras que suenan misteriosas / —sus vocales y sus consonantes / te devuelven a la infancia. // Tu juego es un laberinto / donde se encierran marginados: / ahí se entra sin apremio, / ahí se encuentra la oscuridad. // Oscuridad de la que emana / el sentido último de las cosas: / de ese hueco brotan rosas / que tu mano trueca en palabras. <<

[5] EL NUEVO RECIÉN NACIDO

Un bromista acaba de nacer / —dice el bromista mismo— / yo el reciennacido de un sistema / que se contenta de tener un dueño. // Yo soy mi padre y mi madre, / pues me hago a la medida / pues soy un bromista / que se contenta de tener un dueño. // Lo raro es no tenerlo / de ser el perro de su terruño / un perro en papel de zorro / que se contenta de tener dueño. // Mi manjar más suculento / es el plato del figón / es el único plato que se puede poner / a la mesa. <<

[6] LA DESOLLADURA

Yo soy bella oh mortales como un sueño de piedra… / Como un sueño de piedra yo soy bella oh mortales… / Oh mortales yo soy bella como un sueño de piedra… / De piedra como un sueño yo soy bella oh mortales… / De un sueño como de piedra yo soy bella oh mortales… / ¿Yo soy bella de piedra oh mortales como un sueño…? / Oh mortales bella yo soy como de piedra un sueño… / Oh piedra yo soy un sueño como una bella de piedra. / Oh sueño yo soy una piedra como un mortal de sueño… / Piedra de sueño que se tiempla lentamente en un ¡oh! / Piedra soñada, yo soy Bellefonds o Mortemart, / el mortal Luis XIV empedrándose en la charca / como un sueño pedregoso nos confunde oh mortales. / De entre nosotros oh mortales quién querría apoderarse / de esta bella desconsolada —Montespan o Valliére— / de piedra en la hora actual, de carne para el pasado, / grandísimas putas las dos y mortales las dos. / En el lodazal de la vida ellas se cambian en piedra. / Baudelaire exclamó: ¡cómo son bellas oh mortales! / mas la muerte petrificante lo despellejó en la piedra: / Baudelaire es un carajo como cualquier otro mortal. <<

[7] LO QUE DICEN LA VÍCTIMA Y EL VERDUGO A Maya Surduts

Heme aquí apocado, con correas en los puños, / heme aquí en el cepo, en los hierros, en el poste, / en todo aquello que descuartiza —las palabras y los huesos: / el hueso tibia cruje tanto como la palabra libertad: // Poca cosa por otra parte la confesión que cuenta. / La verdadera apuesta se cierne por encima de este hipo cómico, / se busca por todas partes una palabra inexpresable / para hacer cesar el flujo de este juego detestable. // Mi verdugo está cansado, y lo que necesita / es la palabra que descubra todo lo que le está prohibido, / la opción en fin de poder arriesgarse: / cambiar su palabra de orden como se cambia de dueño. <<

[8] ¿SABES POR QUÉ SE RETUERCEN LOS BRAZOS?

¿Sabes por qué se retuercen los brazos, mi nena? / ¿Sabes por qué el niño enclenque constantemente gruñe? / ¿Sabes por qué el tonto desternillándose se asombra? / ¿Sabes por qué nadie pertenece a nadie? // Nada sabes más que yo, mi nena, / más que yo no quieres que se entregue / al ardor estéril de un pensamiento gracioso, / pues seguramente sería un discurso monótono. // Deja caer esos chismes, mi gallarda, / ellos son como reyes grotescos sin corona, / solamente bátete como se bate la leona / cuando ve al cazador de su persona. <<

[9] LA VELADA DE LOS INCAUTOS

Ella me había invitado a la velada de los incautos / e invitándome encargaba su saya, / una saya como le sienta a una mujer crédula, / es decir una saya toda hecha de moldes. // Vamos. A la puerta un bobo / nos pone un traspiés diciendo de rondón: / Santo y seña, señores, si no no hay entrada, / esta velada de los incautos es a puerta cerrada. // Incáutame, incáutate, incauta dama —al instante respondo—, / venimos a este baile sin rima ni razón… / Ésa es la palabra, dijo el cangrejo contrayendo su rostro, / permitid, pues, señores, que se os dé sepultura. // Y con sus dedos nudosos aplastando nuestras cabezas / profirió vencedor la mentira del poeta. <<

[10] LA PIEL DE UN hombre A Maya Surduts

Hasta qué punto pálido / y como el que más, translúcido, / la piel un sueño compuesto / de esas tenuidades que se ven en los sueños, / de esas tenuidades que oscilan / hasta perderse de vista, / en la lontananza de una pesadilla / en la cual el rostro del soñador / se hunde en sí. // Esa piel pertenece a este hombre / que ama desesperadamente vivir, / pero a quien se le rehusa la vida, / pues el siglo ordena / que se muera cada segundo. <<

[11] la dueña MÍA A Maya Surduts

Cuando estoy cansado de mí, instantáneamente cambio / en el actor de mí mismo, en otro fulano. / Entonces, mi yo murmura con su voz melosa: / Yo soy tú, juega pues a que soy tu dueña, // Como no la tengo, acepto el desafío. / En el espejo del sueño la veo como un travesti. / Pone mezquina cara, pero aun así lo adoro: / es mi dueña ese yo que me devora. // Me lleva a la mesa, me pone bajo la luz, / —en ese momento el mundo es un inmenso ataúd—, / con sus dedos de sueño me coge el rostro / y besándome todo me cuaja en escultura. <<

[12] EL FULMINADO A Maya Surduts

Se mantiene inmóvil el buen hombre de los chismes / con su faz altanera y su cejo frunciente; / es un soso ampuloso, pero al menos es rojo: / todo en él se pavonea cuando se le interroga… // Hágame una pregunta, se la responderé, / de la vida y la muerte poseo las llaves: / si un enigma os encanta confesadlo resueltamente, / haré que su sombra vuelva a los fuegos del diamante. // Entonces se le pide el secreto del poder / —esa cosa inquietante que siempre se quiere tener— / cómo apoderarse de ella, cómo perpetuarla, / y cómo hacer sin cesar el gran anunciador. // El buen hombre patea y sacude sus crines / —se diría la pitonisa exhalando su cólera—, / prueba hablar, pero la voz le parece fuerte / y es así que cae tieso muerto mascando las palabras. <<

[13] LA CARTOMÁNTICA A mademoiselle Monique

Atropellando con su mano todas las posibilidades lógicas, / la cartomántica nos descubre la ciudad antigua / —aquélla por la cual enloquecen los sedientos de un dios / que posee todos los poderes para volvernos felices. // Debajo de las cartas no hay arcano a mostrar, / —el mundo sigue igual—, —es necesario resignarse—, / pero a pesar de eso la cartomántica en un alarido / nos anuncia paletadas de un oro rutilante. // Comiendo nuestra hambre recorremos los días, / unas veces haciendo el cordero y otras, el oso, / diciendo a todo el que llega que se va a cambiar la vida / por los medios airados de la cartomancia, // ¡Ay! Somos los verdaderos magos, / llevamos en nosotros nuestro propio adivino, / pero como ignoramos que tenemos antenas / vamos como carneros a ver a la cartomántica. <<