Cada vez que el empleado levanta la sábana que cubre tu
cuerpo, el que mira exclama: Nunca lo he visto.
Tuviste amigos, una esposa, hijos, jefes y subordinados.
Todos desfilan. Escrutan tu cara, y suponiendo que podrías ser
al que amaron u odiaron, se consternan ante tu calculada
inescrutabilidad.
1977