DE SOBREMESA

¿Qué cosa, tú?

Con su problema, su lástex y sus pulseras, se sienta a la mesa:

Aquí estoy.

Desde otra mesa:

Aquí estoy.

Desde el fondo:

Aquí estoy.

Semejante a un astro pavo, relleno de palabras, brilla con luz

propia: aquí estoy.

María, Luis, Jaime, Rebeca, Jorge.

Frituras de seso, sopa de fideos, gateaux à la crême.

Eres un falso. Qué vida ésta. Mañana será otro día.

A Rebeca le nació un niño deforme. Qué ricas las frituras. Debo

ir al velorio de mi primo. No le pongas tanta sal a la ensalada.

Contra todo lo esperado nadie grita ni se apagan las luces.

¿Quién dijo miedo? El miedo con los ojos desorbitados y una

albóndiga atravesada en la garganta. ¿Quién dijo miedo?

¿Quién en esta hora de tinieblas, olvida alisar la raya de su

pantalón? ¿Quién, con sonrisa encantadora y la yema del dedo,

no desprende el grano de arroz caído en la solapa de su saco?

El miedo, que viste y calza nuestros actos, se sienta a la mesa

con nosotros.

Aquí estoy.

¿Saldrá expulsado, entre restos de albóndigas y frituras, por

cada uno de los anos?

Música. Luces cegadoras. Empieza a acariciarme. Dime que soy

tu niño. Arrópame. Cuéntame el cuento del pie que habla y de

la cabeza que camina. Recuérdame el sol que vimos juntos.

Señálame el barco con tu dedo otra vez. Asegúrame que iremos

esta noche a una función del ratón Mikito.

Suave, suave.

Derivando.

¿Cuánto nos falta para llegar al antes? Deslízame.

Suave, suave.

¿A qué distancia estamos?

Ten cuidado. Vas a pisar la fritura que ha dejado caer el señor

de la gardenia en la solapa. O del grano de arroz en la solapa.

Suave, mi amor. Suave. No me cuentes más. Ya no hace falta.

Ahora sácame el rabito, que me hago pipí.

1977