Para ti ya no habrá formas ni contornos. Esperas por un sol
que no ha de salir. Sin estar ciego, aún ignoras —en tu casa
todavía hay luz—, que todo se volverá negrura en un instante,
y en un instante nunca más te verás como eres.
¿Qué dices…? El genio del hombre, la tecnología, los adelantos
de la ciencia…
Amigo mío, esa mano que busca otra mano, tus ojos que
pugnan por insertarse en otros, pronto sabrán que no son ojos
ni mano. De modo que asómate, y disfruta el último paisaje.
1977