Para Fina Ibáñez
El mar está como un plato.
Es lunes. Hazte un retrato,
que no se parezca en nada
a tu cara atribulada.
Cuando acabe este día muerto,
a recibir disponte un martes incierto.
Hoy no te hagas el retrato:
el mar está furibundo:
en cada martes el mundo
se parece a tu retrato.
Un mundo desdibujado
en el que sólo hay ahorcados.
Pasa el miércoles cantando,
no cocines ni te canses;
bajo la mata de mango
tómate una limonada.
Deja que el martes, sin prisa,
se vaya haciendo ceniza.
El jueves haz lo que gustes.
Es un día que no existe.
Tan sólo lo llaman jueves.
Flota en el día, callada.
No eres nada, casi nada.
El viernes viene alumbrando
al sábado. Date prisa.
Lava y plancha tu vestido.
Ten cuidado no hagas triza
tu sueño reparador, porque…
El sábado es esplendor,
amigos, champola y risas.
El sábado se discurre
bajo plantas trepadoras:
así se te irán las horas.
Oficiarás en la misa
del pintor y el escritor.
El sábado es esplendor,
amigos, champola y risa.
Final del fin de semana.
Como un soplo este domingo
se irá.
Apenas si tiempo habrá
para cruzar dos palabras.
Nos vamos con el domingo.
¿Dónde nos querrá llevar
en la fuga de sus horas?
Pues al lunes, mi señora,
ya el lunes va a comenzar.
1976