Mientras me empapaba la lluvia y el viento se enroscaba en mi
alma, y hasta mi corazón subía el fango; mientras perdido era
otro, sigo viéndote aún. Adivino tu cara en mitad de la lluvia.
Me seco la cara con tus manos. Te oigo decir: «Te llevo de la
mano como a un niño»…
1954