ONDEAN LAS LARGAS BANDERAS

Ha nacido el caballo salvador de los hombres.

Las largas banderas hinchadas de brisa.

La crin eriza y las vírgenes saludan.

¿Quién puede desconfiar en esta hora solemne?

El pez hirviente rechina en los estanques de incrédulos.

El caballo caracolea, se sienta en la mesa y las vírgenes lo cubren con sus túnicas.

Comed de mi carne, y el corazón muestra por entre las túnicas.

Bebed de mi sangre, y todo el mundo se vuelve a la inflamada púrpura de su lengua.

Ondean las largas banderas…

El caballo ha suprimido la vida entera.

Entre frutas pisoteadas y bandejas de plata, piafa y pita.

Piafa y pita entre los tabernáculos gigantes y cabezas de obispos.

Sus cuatro cascos sacan chispas de la cópula enana

que por la noche lame el papa para virilizarse.

Flamean los gallardetes por la sala del trono

colmada de monos calzados con elegantes zapatos y guantes blancos.

El ancla del arca brota de su boca llena de risa

de una risa que es un cauterio para las vírgenes.

Entre las aves muertas y los grandes asados,

los barcos con ojos de mujer y piel de tigre,

bajo el mantel repleto de cristalería que se pone en la cabeza

la enorme negra asomada a la ventana;

arriba, en las conchas que forma el fango que ahoga a la ciudad

siempre su lomo llevando a las vírgenes salva el mundo

y ordena las largas banderas.

Ha nacido el caballo salvador de los hombres.

Atrás el gori-gori, ánimas del purgatorio.

El caballo porta un espejo y todos se miran en el espejo;

el brillo de su aro mata a las ánimas

y el caballo emparrancado, se come una catedral.

Las largas banderas hinchadas de brisa…

Todo el mundo se convierte en un caballo,

en un caballo portador de la inmortalidad más deslumbrante,

en un caballo traspasador de vírgenes,

en un caballo perfectamente mortal.

Alguien se pone a gemir y el caballo lo devora al instante.

Enseguida se ve como dos caballos marchan por la calzada,

con grandes penachos y tiaras de arzobispos difuntos,

con coronas fúnebres cubiertas de hojaldre,

con lápidas funerarias empapadas en vino.

Ondean las largas banderas

por encima de las crines de los caballos humorísticos.

1944