Aquí está sin las manos ni la risa,
con fija angustia en fuga del camino
la inerte sombra alada de tu sino,
ya sólo sueño gris de ala indecisa.
Ahora gesto de piedra en tu divisa
hará luz de canciones en un trino
y aérea ruta de oro al peregrino
señalarán los pasos, ya sin prisa.
Alegría de azul adolescencia
tomó amargura hostil rudo oleaje.
Que cautivar la luz fuera inclemencia.
Por eso ahora, al emprender el viaje
eternamente llorará a Florencia
en la eterna y cruel selva salvaje.
5 de marzo de 1938