Para Carlos Galán Sariol
Ruta de adormideras y oros del hilandero
hilando sobre el viento sus tapices de fuego.
Lengua de los silencios distrayendo el paisaje
que persigue inmutable en la caza de siempre
formas desesperadas en su imagen de muerte.
Fresca risa de piedras al rodar sus sonidos
sobre el vientre de madre de la tierra perdida
en convulsión perpetua de ovario estremecido
y en explosión inmensa de grito enloquecido.
Yo tenía del humo las sandalias informes,
el pecho atormentado de su aliento infecundo
y los brazos de viento que sólo abrazan viento,
y los ojos en sombra de mirarme yo mismo.
Tu sonrisa en canción de niño divertido
florecía sonrisas en los pétalos pálidos.
Y avanzaba ligera como heraldo de oro
pregonando la música de tu cuerpo sonoro.
Clamaba al agua negra su túnica de fango.
Y al barco de la noche su ancla ennegrecida.
Cuatro colas de sombra al gris hermano humo
burlador infinito de amarillos destinos.
Tus remos agitando la laguna del viento
impulsaban tu barca a mi barco de frío.
Canción desesperada me danzaban los ojos
canción desesperada me negaba tu olvido.
El imán de los siete metales azulados
unió tu canto marinero a mi silencio niño.
20 de junio de 1937