EL TESORO

Para Abilio Estévez

Va, viene, se sienta,

pasea, se encoge de hombros

o de pronto rompe a llorar.

El mundo no le cabe en las manos.

Se lo echa a la espalda

o siente que el mundo lo tritura.

Como un tigre busca la presa,

pero en la llanura sólo está el viento.

Camina una y otra vez la ciudad.

Quiere encontrar el tesoro escondido.

Habla con la gente

como si ellos supieran dónde está enterrado.

No lo satisfacen las respuestas

—hay tesoros insospechables—,

y el que busca el joven

está enterrado en su propio cuerpo.

Cuando lo encuentre

se pondrá a describirlo.

1979