Y otro día va a comenzar,
otro día lleno de estopa,
de cartón y malestares.
En el pecho se vuelve plomo,
en la boca se me hace llanto,
en la cabeza oscuridades.
Estaba tan confundido
que la ciudad se hizo fango,
gigantes se hicieron los niños,
y los gigantes infrahumanos.
Salía por una puerta
y se presentaba otra puerta:
de tal modo que pregunté
lo que no puede contestarse.