DE PRONTO

I

De pronto,

como al ver una paloma vemos un tigre

o al decir una mentira perfecta

se nos antoja una luminosa verdad,

la boca se me reseca, un nudo en la garganta,

y ya no puedo decir: ¡Yo!

II

En vilo

cuelgas del abismo.

En un instante más, los dedos que se aferran

van a aflojarse, y te convertirás en abismo.

¿Qué puedo hacer por ti?

Espera, espera…

1976