EL CUCHILLO

La suerte me ha deparado

este cuchillo.

Es tan mío

que le niego

el pasatiempo inocente

de relumbrar.

Atado a una correa

puedo llevarlo de paseo.

Un juez condenaría

al osado que me lo robase.

Podéis protestar,

suplicar, apelar, amigos míos.

Intentaréis desarmarme:

veo en vuestras caras

convulsas el terror.

Pero, desechad temores vanos:

es sólo un esclavo

presto a hundirse en mi pecho.

1969