UNA NOCHE

Una noche en la calle Zanja,

saltando entre chinos impávidos,

escuché una voz que me decía:

¡Qué bobo tú eres, Virgilio!,

pensando todas esas marañas,

esos mares, esas montañas:

tomas el bosque por los árboles

y esperas un amor al paso.

Qué bobo eres. Si supieras,

o lograras adivinarlo,

no abrieras tanto los ojos,

y me tendieras la mano.

Una noche en la calle Zanja.

Pero yo pasé de largo.

1969