JUEGOS INFANTILES

Cuando una bala sale

de un revólver de palo,

cuando no se oye el estallido

ni se ve un cuerpo agujereado;

cuando el niño que esgrime el arma

dice: Te maté, cáete,

el tiempo, proféticamente,

pone los charcos de sangre.

Pone también el destino

de matar o ser matado;

persigues o te acorralan,

gritas: ¡ríndete!

o gritas: ¡sálvame!

En esta gran confusión

que la vida te prepara,

llevas un tigre amarrado

que está loco por soltarse;

tú lo sabes, tienes miedo,

pretendes embalsamarlo,

pero él escapa al cuchillo

y te lo pone en las manos.

Estos juegos infantiles

son sueños blancos que espantan;

empiezan en la inocencia,

terminan en la mortaja.

1962