CUANDO VENGAN A BUSCARME

Cuando vengan a buscarme

para ir al baile de los cojos,

diré que no uso muletas,

que mis piernas están intactas.

Bailaré cha-cha-cha y son

hasta caerme en pedazos,

pero ellos insistirán

en llevarme a ese baile extraño.

Con dos hachazos estaré listo,

con dos muletas iré remando,

y cuando entre por esa puerta

me pondrán una coja en los brazos.

Ella me dirá: ¡Amor mío!,

yo le diré: ¡Mi adorada!,

¿cómo fue lo de tus piernas?

¡cuéntame, que estoy sangrando!

Ella, con gran seriedad,

me contará que fue a palos,

pero haciendo de sus tripas

corazón como un brillante,

lanzará una carcajada

que retumbará en la sala.

Después, daremos las vueltas

de estos casos obligados,

saludaremos a diestra, a siniestra

y a muletazos.

Y cuando nadie lo espere,

a las dos de la mañana,

vendrá el verdugo de los cojos

para que no queden rastros.

1962