LOS MUERTOS DE LA PATRIA

Vamos a ver los muertos de la Patria.

En la pradera del silencio los árboles,

las aves, los saludos

son también muertos que a muertos corresponden.

Fusiles, metralletas y las manos empuñadoras

son sueños arrugados que soñara

un muerto nacido al mundo de los muertos.

Vamos a ver los muertos de la Patria.

En el montón ilustre nadie espera

recompensas, títulos, ni siquiera tierra;

podrían recabar monumentos, mármoles, honores,

pero eligieron ser muertos de la Patria.

Vamos a ver los muertos de la Patria.

Verlos con nuestros ojos dilatados por la vida.

Hay que tocarlos con nuestras manos.

Están como aves posadas en el árbol terrible,

donde el viento no suena,

y en donde la noche misma

se aleja vencida por la Nada.

Vamos a ver los muertos de la Patria.

¡Ay! —diría yo ese muerto

en quien quedó un asomo

de sonrisa indestructible—:

¿Cómo se muere en el momento

en que la bala se funde con la risa?

Y tú

—muerto tirado en esa zanja,

con un zapato como casco guerrero en tu cabeza—,

¿qué mago consultaste para estar ahora

de cara al Tiempo y con la Patria adentro?

Vamos a ver los muertos de la Patria.

1962