UN BAMBOLEO FRENÉTICO

No pienses…

Date duro en la cabeza,

martillea, entra y sal sin descanso,

persigue el objeto pérfido,

muévete entre sueños,

y… golpea, siempre golpea,

sin solemnidad y sin belleza.

No hacen falta en esta hora en que caes para siempre.

Ajeno al pensamiento,

cae de los pies a la cabeza

golpeando y golpeando este momento mortal.

Audaz, cae.

Sueña contigo en la tarde

engañosamente se presenta como el confín

de la promesa que miente con labios dorados.

Anoche te debatías en el fango,

te encharcabas en ese baile espeso

anunciador del frío de la tumba.

Golpea y golpea hasta romper.

Es la hora de la decisión.

Convoca a los sonidos para que no cese la música

de solo y solo.

Solo, con golpes y genuflexiones,

la sangre y nuevos golpes.

¿Quién se queja a esta hora

en que solo y solo pasa la existencia?

Húndete en los golpes

y bebe tu propia proscripción.

Solo y solo en un dedo parado,

tu último llamamiento a la catástrofe.

Desarticulado de todo, antes que todo y…

siempre solo,

con heridas, con un solo de muecas.

Golpea si quieres que la descomposición te visite,

no desoigas la voz, sigue esa calle y…

con solo y solo baila hasta destriparte.

Que la soledad sea tu solo de moscas y…

¡cataplum! ¡Al hoyo!

Que la caja retumbe en tus oídos:

«Aparta la perfección agazapada,

el colgajo de serenidad».

Solo entre acompañados

rueda en la rueda de los solos,

en solo de solo con tu solo,

solo nimbado yo te llamo

para zamparte solo y solo en la noche giratoria.

1961