Si quieres confesarme yo te dejo
y tanto te diré que suplicante
pedirás no prosiga tanto horror.
Mi boca te dirá que en tiernos años
el dolor comenzó a hacer su lecho
en esta carne que ahora se despide
del escenario donde se improvisan
nuestros actos, escritos en el libro
indescifrable y vacuo de unos sueños
cuyas pesadas páginas un dedo,
lento y glacial vuelve implacable,
hasta que náusea y tiempo nos consumen.
1945