LA MANO

Una mano se deshace

en el continuado puro,

en el punto de su mano

llevando el plano al conjunto.

Entre parques se deshace

y se rehace entre muros,

y si se asoma los mundos

vuelven a chocar al punto;

o si se oculta las caras

persiguen al cejijunto

entre unos toneles altos

a filas negras sin rumbo.

La mano oculta la mano

con la fuerza del desnudo;

más allá los huesos forman

el sueño suelto de nudos.

La mano sigue pasando

sin el horror del futuro,

apenas toma una historia

la tira, helada, al embudo

en que el hombre se deshace

para evaporar sus dudas.

La mano sigue pasando,

dejando muy atrás las tumbas.

1946