MUCHAS ALABANZAS

Las mejores alabanzas, el tornillo de mayores vueltas

para este mercado con doce mil gallinas degolladas;

las mejores alabanzas porque puede ese saco de azúcar

hacer de un normal testículo una fiesta agradable.

Y las ruinosas risas para los doce mil hepáticos.

Muchas alabanzas para el canceroso,

los usos de la música en la boca del cáncer,

las intestinales vueltas de las trompas son refrigerantes bálsamos,

al fondo del jardín alegremente putrefacto.

Muchas alabanzas para la gran ciudad,

sus hombres ríen ante el cadáver.

El polvo puede aguar esos ojos.

En el falo de un negro la Creación se muestra

y aplasta la mosca en la boca del muerto.

Mucha alegría, muchas alabanzas.

Todos nos quedaremos aquí sin mirar hacia arriba,

muchas alabanzas, copulaciones múltiples,

se hacen libaciones matemáticamente.

Nos vamos a quedar.

¿Sabéis morder el polvo?

Las vendedoras de tristeza junto a las alegres muchachas,

las portadoras de sífilis gritando su mercancía,

los progenitores dando fuertes abrazos,

pero todos con la dignidad de su papel.

Al ser degolladas las gallinas cacarearon fisiológicamente.

Muchas alabanzas.

Ya se adelantan los cargadores de risa,

bellos frascos de risa muestran en el mercado,

los múltiples métodos a las partes del cuerpo:

sanguijuelas, emplastos, embrocaciones de risa,

la viuda devora rápidamente una bandeja de carcajadas.

Mucha alegría, muchas alabanzas.

Mucha alegría en la espina de pescado,

mucha alegría en la hernia estrangulada.

Todos morderemos el polvo.

¿Acaso insinúo la melancolía?

La muerte no podrá morirse,

he ahí nuestro triunfo.

Y mucha alegría, muchas alabanzas.

1944