Recojo aquí la poesía escrita entre 1941 y 1968. La de años anteriores (1935-1940) o se ha perdido o la desaparecí yo mismo. No toda. Queda un corto número de poemas que dejo a la voracidad de mis biógrafos. Tres de ellos fueron publicados[2]. El resto está en mi poder.
Si bien no estimo que este libro sea peso muerto en mi obra de escritor, no obstante quiero dejar sentado que siempre me consideré un poeta ocasional. Con este juicio no hago sino adelantarme al de mis posibles lectores.
¿Qué justifica esta edición de mis «poesías»? Pues hacer en vida lo que muerto no podría hacer: ordenar. Dejemos nuestra casa en orden antes de cerrar, por última vez, sus puertas.
Virgilio Piñera