Prefacio

Fuera como fuese, apareció el líder.

Melodía carente de tonalidades mágicas.

Lethe, el repudiado, su mente una piedra

preciosa desconocida, pura, en bruto.

Lethe, sublime hasta la excelencia;

déjame quedarme a tu lado hasta que se detenga el tiempo.

Lethe, hechicero sin poderes,

déjame bañarme en tu pureza.

Ésta es la historia de Lethe el No Mago. Todos lo conocemos de viejas historias, pero únicamente yo soy capaz de ver la historia de su vida en su totalidad, y no digamos de tomar la pluma para dejar constancia de ella por escrito. Por una de esas extrañas vueltas que da la vida, llegué a la conclusión de que soy la persona más indicada para hacerlo. Y puesto que la mera relación de los hechos nunca puede hacer justicia a la complejidad de toda una vida —sus antecedentes, los momentos decisivos o las motivaciones de sus protagonistas—, he decidido convertirla en ficción. Por supuesto, eso no significa que no sea cierta; yo mismo he sido testigo de muchos de los acontecimientos aquí narrados, y aquellos en los que no estuve presente me los contó Lethe personalmente.

Su historia está relacionada con el auge y la expansión de la poderosa isla de Loh, y con el dramático suceso que cambió la historia del reino. En muchos aspectos, Lethe es un símbolo de su época.

Ésta es también una historia de sufrimiento y risas, de amor y odio, de amistad y traición, de campos de batalla teñidos de sangre y lugares etéreos llenos de paz, de la lucha entre la corte y los Solitarios, y de las leyes crueles e inexorables del destino y de la fortuna. Pero sobre todo es la historia de la búsqueda de la pureza que trasciende todas las verdades y realidades. Por decirlo de otro modo, en palabras del gran poeta y eremita N'hammar Oul:

Lethe se mantiene firme

donde otros erraron.

Lethe y su voluntad hacen

que las palabras regresen a su canción.

Lethe detiene el oleaje

como si amainase el viento.

Lethe vacía

antes de que empiece la tormenta.

No estoy seguro de que se me concedan las horas suficientes para narrar esta historia de principio a fin. Hace ya algún tiempo que dejé atrás la edad de la fortaleza, y cada nuevo día es un regalo del Creador.

A veces maldigo a la criatura que desencadenó la plaga de magia incolora que arrasó el mundo. Y en ocasiones, me abruman pensamientos sombríos al recordar a aquel que presagió la llegada de la decoloración: la maraña de Inscripciones, Escritos y otras claves que desde tiempos ancestrales llegaron hasta nuestros días era una advertencia. Muchos misterios han salido a flote a la superficie del mar de la Noche, pero todavía existen secretos, en igual número, que permanecen ocultos en las inescrutables profundidades de la oscuridad.

Puede que alguien se pregunte quién soy yo, pero eso no tiene importancia. Mi nombre permanece oculto por el velo del tiempo, y así debe ser. Sólo puedo decir que tengo un papel en esta historia, aunque sea trivial. Sigo vivo, mi mente debe soportar inolvidables imágenes de horror, imágenes que compartí con Lethe y sus compañeros. Soy el último superviviente de todos aquellos que tuvimos que hacer frente a esas duras experiencias. Nadie me ha preguntado si estoy agradecido al Creador por ello, pero es mejor así. Una respuesta sincera no sería del agrado de nadie.

No, algunas preguntas deben quedar sin respuesta, excepto una, tal vez: ¿por qué Lethe?

Os dejo con él y con el pueblo de Loh, con los mysters y demás protagonistas de esta historia que es la suya.