YASMINA KHADRA, es el pseudónimo bajo el que se esconde el escritor argelino nacido en Kednasa en 1955, Mohammed Moulessehoul. Cursó sus estudios en la Escuela Nacional de los Cadetes de la Revolución, compaginando su formación como militar, y su posterior inclusión en el ejército, con la literatura.
Su primera novela, escrita a principios de 1973, no fue publicada hasta 1984. Tras seis novelas escritas con su nombre real, decide en 1989 publicar con el pseudónimo de Yasmina Khadra, fundamentalmente para poner fin a la autocensura que se había impuesto debido a la delicada situación política de su país y a su posición dentro del ejército.
En 1997 publica la que será la novela que le catapulta a la fama, Morituri. En 2000, y con el grado de comandante, abandona el ejército argelino para dedicarse por completo a la literatura; es entonces cuando revela su verdadera identidad, lo que causa gran escándalo tanto en Francia como en Argelia. Quienes habían tenido muy en cuenta en sus críticas el hecho de que estas novelas que tanto éxito cosechaban se debieran a la pluma de nada menos que una mujer de la desgarrada Argelia, caen ahora en la decepción y le acusan de impostura. Su pertenencia a un ejército que en los años inmediatamente anteriores ha sido acusado de perpetrar masacres so pretexto de la lucha contra el terrorismo también le acarrea problemas. Yasmina Khadra contará en una novela, El escritor (2001), los detalles de su vida como escritor dentro del ejército, mientras que en La impostura de las palabras (2002), se enfrentará a todas las acusaciones que se le hacen. Entretanto, Moulessehoul deja su país natal. Tras una corta estancia en México, se instala con esposa y sus hijos en Aix-en-Provence (Francia).
Otro aspecto polémico de su obra es la elección de la lengua francesa. Si bien esta tiene un amplio uso en Argelia debido al largo tiempo que el país fue colonia francesa, no ha amainado nunca desde la independencia el debate sobre su uso, en clara competencia con el árabe estándar en muchos campos, el de la literatura entre ellos. Moulessehoul explica que él empezó a escribir en árabe, pero que su profesor de lengua criticaba su expresión y le desanimaba, mientras que el profesor de francés hacía justo lo opuesto, lo que finalmente hizo que le fuera más cómodo expresarse en la antigua lengua colonial. No es menos cierto que de haber estado escrita en árabe, la obra de Yasmina Khadra no habría tenido ni mucho menos la proyección internacional que ha logrado.