—VI—

—Todavía no —dijo la princesa, poniéndose colorada.—Tengo que ponerte tres enigmas, a que me los adivines, y si adivinas bien, enseguida nos casamos. Dime primero: ¿qué es lo que siempre está cayendo y nunca se rompe?

—¡Oh! —dijo Meñique;—mi madre me arrullaba con ese cuento: ¡es la cascada!

—Dime ahora —preguntó la princesa, ya con mucho miedo:—¿quién es el que anda todos los días el mismo camino y nunca se vuelve atrás?

—¡Oh! —dijo Meñique;—mi madre me arrullaba con ese cuento: ¡es el sol!

—El sol es dijo la princesa, blanca de rabia.—Ya no queda más que un enigma. ¿En qué piensas tú y no pienso yo? ¿qué es lo que yo pienso, y tú no piensas? ¿qué es lo que no pensamos ni tú ni yo?

Meñique bajó la cabeza como el que duda, y se le veía en la cara el miedo de perder.

—Amo —dijo el gigante;—si no adivinas el enigma, no te calientes las entendederas. Hazme una seña, y cargo con la princesa.

—Cállate, criado dijo Meñique;—bien sabes tú que la fuerza no sirve para todo. Déjame pensar.

—Princesa y dueña mía —dijo Meñique, después de unos instantes en que se oía correr la luz.—Apenas me atrevo a descifrar tu enigma, aunque veo en él mi felicidad. Yo pienso en que entiendo lo que me quieres decir, y tú piensas en que yo no lo entiendo. Tú piensas, como noble princesa que eres, en que este criado tuyo no es indigno de ser tu marido, y yo no pienso que haya logrado merecerte. Y en lo que ni yo ni tú pensamos es en que el rey tu padre y este gigante infeliz tienen tan pobres…

—Cállate —dijo la princesa;—aquí está mi mano de esposa, marqués Meñique.

—¿Qué es eso que piensas de mí, que lo quiero saber? —preguntó el rey.

—Padre y señor —dijo la princesa, echándose en sus brazos;—que eres el más sabio de los reyes, y el mejor de los hombres.

—Ya lo sé, ya lo sé —dijo el rey;—y ahora, déjenme hacer algo por el bien de mi pueblo. ¡Meñique, te hago duque!

—¡Viva mi amo y señor, el duque Meñique! —gritó el gigante, con una voz que puso azules de miedo a los cortesanos, quebró el estuco del techo, e hizo saltar los vidrios de las seis ventanas.